Una ciudad sustentable se define como aquella ciudad donde existe una adecuada movilidad, ahorro de energía y de recursos hídricos, disminución de la contaminación auditiva y creación de espacios públicos agradables donde haya áreas verdes con una gran funcionalidad (especialmente para la recreación). Otro elemento de gran importancia para una ciudad que busca ser sustentable es la implementación de arquitectura bioclimática, que consiste en el diseño de edificios teniendo en cuenta las condiciones climáticas y del entorno (aprovechando los recursos disponibles, como el sol, la vegetación, la lluvia, la dirección del viento para reducir el impacto ambiental de las construcciones).
El objetivo es brindar a los habitantes de la ciudad una mejor calidad de vida, beneficiando con ello también a los turistas y a quienes vienen al centro urbano todos los días por razones laborales.
En esta ocasión trataremos el tema relacionado con la contaminación auditiva y visual, las cuales, hasta hace pocos años atrás, no se había tomado en serio como uno de los mayores problemas ambientales de nuestra sociedad.
El aumento de la población y de la actividad frenética de nuestras ciudades resulta en un aumento proporcional del ruido generado por el tráfico, seguido por la actividad industrial, empresarial y el ocio nocturno.
Si bien es cierto que el umbral de tolerancia sonora varía según la situación, el individuo y la cultura, una encuesta realizada por la “Environmental Agency of the CAM” en Francia, demostró que las personas expuestas a niveles de ruido superiores 85 dBA (unidad de medida que filtra las bajas y altas frecuencias dejando únicamente las más dañinas para nuestro oído, significando un riesgo auditivo exponernos a estos ruidos medidos en dBA) incrementaba en un 12% sus problemas cardiovasculares, un 37% los neurológicos y un 10% los problemas digestivos respecto a personas expuestas a niveles inferiores.
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Por su parte, la contaminación visual es hoy en día el principal elemento perturbador del espacio público, accidentes de tránsito, obstaculización, deformación del ambiente, son el resultado del uso indiscriminado de elementos que afectan el ambiente en muchos casos de forma irreversible. Otros elementos como basuras, desperdicios de construcciones, mobiliario urbano ubicado de forma inadecuada ayuda a que el ciudadano se vea invadido en su cotidianidad.
Por lo anterior, se hace presente la urgente necesidad de una política pública que tenga como fin procurar el desarrollo de elementos que permitan a la comunidad y sus ciudadanos, una forma ordenada y generosa de vivir, sin llegar a perturbar el ambiente o limitar el desarrollo empresarial e industrial