POR: JULIÁN AGUILAR ESTRADA
TWITTER: @JulianAguilarE
Aunque la mayoría de los seres humanos sabemos, no así somos conscientes, de que el cambio es una constante y que a todo y a todos aplica permanentemente; hay cambios que ni se desean, ni mucho menos se buscan, cambios a los cuales muchas veces se presenta un alto grado de resistencia y muchos jamás acceden a la adaptación del mismo.
Es importante recordar que la población en México en su mayoría es joven, según la CIA World Facebook y hasta el 31 de diciembre de 2019, el 43.96% de los mexicanos es menor a los 25 años y este segmento de la población es la que presenta menos resistencia a los cambios y está más adaptada a temas tecnológicos o a uso de tecnologías, lo que facilita la información inmediata y el arraigo es menor, saben más, cuestionan más y exigen más también.
El 40.91% está en el rango de edad entre los 25 y 54 años de edad y a este segmento corresponde la vivencia de grandes cambios y muy bruscos también y han sabido adaptarse con un grado de dificultad medio, aferrándose a las experiencias del siglo pasado y luchando por actualizarse a las del presente; el resto de la población representada en el 15.13% es mayor a los 55 años de edad y con una esperanza de vida de más de 75 años, resistencia al cambio alto haciendo referencia constantemente de lo que era antes y con mucha experiencia muy pocas veces considerada.
A la llegada del COVID-19 Coronavirus, el mundo entero se paralizó sin discriminar edad, raza, condición económica política y social, credo religioso, género o nivel educativo; el impacto ha sido brutal y las reacciones de la misma magnitud, la realidad es que todo cambió y muchos se han dado cuenta de que existen fuerzas mayores que pueden mantener el control del mundo entero y la exposición o vulnerabilidad a la que se está expuesto.
Muchas voces se escuchan a diario exclamando que ya quieren regresar a la normalidad, sin ser conscientes que lo normal es relativo, que después de esta pandemia ya nada ni nadie será igual, que la sobrevivencia a esta etapa será un logro en sí mismo y que la humanidad aprenderá a vivir de una nueva manera, que la naturaleza recuperará fuerza y que los sistemas de vida se recuperaran paulatinamente para migrar a los nuevos estilos de vida.
Esta pausa en el tiempo y en el espacio, puede ser aprovechada para explorar al interior, para re descubrir capacidades y talentos, para crear y creer, pero sobre todo para disfrutar de lo que tanto se había dejado de lado, disfrutar y disfrutarte, porque después del COVID-19 ya nada será igual, es necesario diseñar el nuevo estilo de vida para ser más actores y menos espectadores y ayudar a encontrar soluciones más que lamentarse por lo que no tiene remedio; como dijo don Miguel de Unamuno, “Seamos más padres de nuestro futuro, que hijos de nuestro pasado”.