La incompetencia excepcional de mujeres y hombres políticos en el mundo se está volviendo cada vez más evidente. Las altas autoridades morales y humanitarias y por supuesto los mercados financieros imponen lo que debemos hacer y pensar.
Todos en coro tenemos que aclamar, diciendo:
Viva Black Rock, viva la OTAN, viva el Gran reemplazo, viva el Gran Reset, viva la feminización y la castración, viva el movimiento LGBT, viva Black Lives Matter, viva la muerte de la industria, viva el movimiento Woke, Viva los buenos como Joe Biden y al presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky viva la Unión Europea, viva el mundial y el Qatar todo. A quien más tendremos que aplaudir porque nos los dicen los medios de comunicación, los políticos, los grandes magnates, los científicos. Todo pasará para complacer al Foro económico mundial y Olaus Schwab que perdido en su búnker de Davos, sueña con crear con su rebaño un mundo destartalado, asexuado y loco.
En efecto, hay que reconocer que los pueblos occidentales se han debilitado: la televisión, la prensa, la educación, la universidad, todo contribuye a completar esta sociedad francamente degenerad.
Lo que predomina hoy es la incompetencia general.
Los que están a cargo de cualquier función son incompetentes. Solo miran a su alrededor. Los especialistas no saben, los políticos son sin experiencia y distribuyen cargos a sus amigos sin preocuparles de saber si son capaz o no.
Occidente se ha endeudado, feminizado, mestizado, el fascismo liberal se ha impuesto, las comunidades minoritarias son todas poderosas, cuanta gentes encontramos para denunciar todo esto: los descontentos como nosotros nos convertimos en un puñado destinado a desaparecer. Ya no nos damos cuenta de lo que le está pasando, ninguna protestas esta permitida en las falsas democracias.
Por estas democracias impone la guerra, la escasez, el reinicio, el cambio de sexo, y por la gran mayoría casi todos seremos felices de estas acciones hecha bajo la bandera de la libertad.
¿Realmente es la libertad?
El derrumbe ocurrirá y será terrible para nuestra civilización, somos víctimas de nuestra nulidad humana.
Los verdaderos culpables son las víctimas, es decir nosotros.