Lo de llevarle “serenata” a Mario Villanueva a las puertas de la cárcel me parece una cursilería sin calificativo. Lo preocupante es que la esposa, Isabel Tenorio, saliese a las rejas del penal a dar las gracias… como si estuviese en su casa.
Las cárceles son eso, cárceles. Y Villanueva está acostumbrado a pagar privilegios en éstas, con mucho dinero que no tiene otra explicación que la corrupción, sea política o ligada a criminales.
No me parece el caso en la cárcel de Chetumal, conociendo a Rodolfo del Ángel.
Sin embargo, habría que estar atentos a esta realidad de Villanueva. Porque cuando estuvo internado en un reclusorio de la Ciudad de México, recibía a todos los visitantes a toda hora del día. Y tenía tres celulares, además de una computadora, una celda para él mismo ya que les pagaba a los otros internos para que se la dejasen. Un “asistente” que se encargaba de la limpieza y acceso a la comida que le diese la gana.
De igual forma en Nueva York tuvo celulares y acceso a internet.
¿Cómo será su estancia en Chetumal? Porque la Ley dice que todos son iguales y deben recibir el mismo trato en una cárcel.
Si a ex gobernadores nos vamos, de igual manera es ex gobernador Roberto Borge. Por decir alguien.Parecería que ha llegado a Chetumal un artista de rock.
¿A quién va a serle útil su regreso?
Definitivamente al PRI porque de otra forma no se explica la defensa, tremenda, que hizo Pedro Joaquín Coldwell. A destiempo porque nunca se había expresado a su favor, y porque es un reo sentenciado por delitos criminales.
Generosa la posición de Miguel Borge, como ha sido siempre. Y más que interesantes las declaraciones de Joaquín Hendricks, cuidadosas en extremo, asumiendo que Villanueva, por la gravedad de su sentencia, ha sido expulsado del PRI automáticamente.
¿Por qué arroparlo de esta manera?
Ni siquiera si estuviese enfermo de muerte próxima, se justificaría. Porque ahora resulta que es víctima. Y que es políticamente correcto defenderlo.
Falta que se pronuncie Carlos Joaquín. No en el tema público que a final de cuentas no será sino una declaración, sino con relación a cómo debe tratarse este regreso por las autoridades carcelarias.
¿Qué tiempos, políticos y sociales, vivimos en Quintana Roo?
¿En verdad es necesario este “culto a la personalidad” de quien ha sido sentenciado por proteger a criminales?
Hace falta poner en realidad quién es quién en el estado. Y para qué queremos que quién sea quién en los próximos años…
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