Durante la ceremonia del Día de la Bandera, al hablar Carlos Joaquín, se escucharon gritos, abucheos en su contra. ¿Es normal? Diría que fueron menos fuertes que contra otros gobernadores frente a López Obrador.
En otras entidades federativas no han permitido que se escuche una palabra del discurso oficial. En Chetumal, además, los gritos fueron eso, simples gritos. Sin insultos. De acuerdo con algunas versiones, habría intereses políticos detrás de estas expresiones. No lo creo. Lo que existen son dos factores totalmente nuevos para Quintana Roo.
Por una parte, tal como expresó Carlos Joaquín, hay libertad de expresión. En gobiernos anteriores no se hubiesen dado estas manifestaciones contra el gobernador, menos delante del primer mandatario. Y, por otra parte, el punto de comparación con un mandatario de inmensa popularidad que se comporta de una manera abierta. Que establece diálogo, cercanía con la población en todo momento. Que, además, “echa relajo” a la menor provocación. Que gusta, que fomenta esto.
López Obrador es un líder social. Es un comuni cador excepcional. Y cualquier comparación es irreal. Simplemente es un estilo nuevo, avasallador, al que la gente no estaba acostumbrada. Carlos Joaquín es, como muchos otros gobernantes, más serio. ¿Deberá cambiar? Supongo que el estilo de gobernar de López Obrador va a obligar a que todos los políticos y los funcionarios públicos tengan expresiones distintas en su relación con la gente.
Lo cierto, lo que debe importarnos es que a Carlos Joaquín no lo abuchean cotidianamente. No es un gobernante rechazado a priori por la gente. ¿Se enojó el gobernador al escuchar estos gritos? Me imagino que sí. Pero en sus declaraciones posteriores no mostró ningún enfado; habló de la libertad de expresión. Quienes gritaron en su contra estaban, también, muy hartos del calor y del sol.