Los analistas políticos escribimos mucho de lo que “debe estar detrás” de las decisiones de los que nos gobiernan, incluyendo legisladores. Ley
Sin embargo, hace dos noches recibí una lección invaluable de lo que verdaderamente piensan los poderosos de este país, que están junto, detrás y al lado de estas decisiones.
Una cena plena de espíritu navideño, entre amigos, derivó a discusiones sobre lo que está sucediendo en nuestro país.
Mi punto de partida la Ley que permite que corran de las escuelas particulares a los niños, cuando sus padres deban tres colegiaturas. Que me parece una aberración.
Sobre todo, en un país donde todos retrasan los pagos a todos.
O, si se prefiere, donde el poder adquisitivo ha disminuido exponencialmente.
A esa Ley hay que agregarle el aumento a las tarifas eléctricas, 9 por ciento este mes que se suma a los anteriores, que en Quintana Roo nos va a afectar enormidades.
Y el aumento, todo va al alza, al pago de intereses que para quienes debemos tarjetas de crédito es criminal.
Del otro lado de la mesa una señora, impecablemente vestida, inició su argumentación diciendo que quienes no pueden pagar colegiaturas no deben meter a sus hijos a colegios particulares.
Para seguir aseverando que quienes no pueden pagar un crédito, no pidan un préstamo.
Y luego, remató, que el problema es que la gente gasta en sus tarjetas de crédito lo que tienen.
Y mis respuestas, que fueron subiendo de tono, tuvieron un eje común: La señora no tenía idea de la realidad.
Y yo me iba sintiendo agraviada, humillada, insultada con mis deudas, mis apuros, mis angustias decembrinas.
Es decir, desconoce la realidad de millones de mexicanos que este diciembre se truenan los dedos para que haya comida en su mesa, para que sus hijos tengan algún regalo, para “sobrevivir” a los festejos navideños, para estirar el aguinaldo hasta lo imposible… si es que son asalariados.
¿Qué hacer con la tarjeta del repartidor del periódico que solicita “su Navidad”? Y con todos los demás… con las cartas a los Reyes Magos o Santa Claus, con la más humilde cena navideña, pero eso, cena. Con el pago pendiente de tarjetas que cada mes sube sin que puedas bajar el saldo.
Con las colegiaturas que te piden adelantadas para la inscripción del año que entra, con el servicio pospuesto del coche que ya urge…
¿Qué hace la clase media castigada que debe poner gasolina con mayor frecuencia y a mayor costo, que tiene que cargar gas pagando mucho más dinero, que hace tiempo renunció a diversiones? El costo de la vida.
Sin embargo, esa fue mi lección, quienes nos gobiernan solamente lo hacen pensando en gente como la señora frente a mí, quien en la cena daba clases de economía y moral, con la chequera abultada.
Millones de mexicanos no van a votar por el PRI… harían bien en preguntarnos por qué…