Habrá que coincidir, ampliamente, con Beatriz Gutiérrez respecto a los comentarios de Mario Vargas Llosa: “!Qué vergüenza¡”
Es lo menos que puede decirse al escuchar, lacayo en extremo, que el escritor peruano, en un ataque de senilidad, espetó que López Obrador es quien tiene que ofrecer una disculpa por el trato que reciben “los indios”.
Y eso que, vuelvo a referirme al acto de total servidumbre, estaba frente al rey Felipe de España. ¿Cómo se atreve a cometer tal equivocación? Porque desde la secundaria, la mía en la misma escuela federal en que estudió el primer mandatario, aprendimos que se llamó “indios” a los indígenas, a los locales, porque los conquistadores pensaron que habían llegado a India.
¿Así que nosotros tratamos mal a los “indios”? Vargas Llosa con su afición a las revistas del corazón, con su noviazgo de vejez que publicita cada semana, se olvidó de que viene de un país latinoamericano, donde los “indios” han sufrido ancestralmente de discriminación.
Nuestros países, sobre todo en los tiempos de la colonia, padecieron costumbres sociales que colocaban a los indígenas o descendientes de los primeros habitantes en situación de servidumbre. Costumbres atávicas, deleznables que siguieron vigentes por siglos.
Basta leer a Rosario Castellanos para viajar al Chiapas donde las indígenas eran vendidas al mejor postor, donde debían limpiar las casas de los “pudientes” y cuidar a sus hijos desde una edad en que deberían haber estado jugando.
Esa sí que era, mucho permanece en comunidades indígenas de esa entidad, violencia cotidiana, consentida, aplaudida contra las mujeres.
A propósito de nada, por quedar bien con el Rey, por ganar unas páginas de publicidad, Mario Vargas recuerda que en México hay pobres. ¿De verdad, seriamente se vino a percatar hasta hoy? Pobres y explotados que no tienen ninguna relación con la petición de que el rey de España ofreciese una disculpa a nuestro país por los hechos de la conquista.
¿O, es que también Vargas Llosa se llena la boca de piedras para decir, sin vergüenza alguna que estamos, como mexicanos, como país, ofendiendo la alta investidura de su majestad…?
¿Es que de rodillas debemos agradecer a su majestad que hace 500 años nos incorporaron, como dice el escritor peruano, nos incorporaron a la civilización occidental?
¿Qué eran nuestros ancestros, los que daban cátedra de matemáticas, de astronomía, los que construyeron ciudades extraordinarias, burros, animales, una raza inferior?
¿Cómo se atreve a decir que nuestras civilizaciones, que se estudian en todo el mundo, de las que Bernal Díaz del Castillo escribió maravillas, eran una “Torre de Babel bañada en sangre”?
Todo esto motivado por la petición de López Obrador al rey de España, no al gobierno sino al rey, de una disculpa por los hechos violentos, diría que violentísimos, que vivimos durante la conquista. Sí, hace 500 años.
No se pueden contestar agravios del escritor. Simplemente hay que coincidir con Beatriz y decir, con honestidad, con pesar: “Qué vergüenza” …