El sexenio pasado no se pagó un centavo de publicidad sin que Andrés Chao, subsecretario de Gobernación autorizase.
Es más, ni siquiera una invitación a un evento presidencial podía enviarse sin que previamente fuese aprobada por él. Tanto le sirvió al verdadero poder de Los Pinos, no exactamente Peña Nieto, que fue inamovible seis años.
Ahora faltan, según la Auditoria Superior de la Federación, 2 mil 826 millones de pesos por comprobar en este rubro. Y seguramente se los querrán endosar a Miguel Osorio Chong que, por orden superior, ni siquiera se enteraba de lo que sucedía en esa oficina.
Chao vetó, por instrucciones de sus verdaderos jefes, sin ninguna anuencia de Peña Nieto que estaba ocupado jugando golf, a periodistas incómodos para ciertos funcionarios del Gobierno. Todos los que NO aparecen (aparecemos) en las listas que han comenzado a conocerse. Les decretó una especie de “muerte civil” donde estos, críticos en mayoría “incomprables”, estuvieron seis años proscritos no únicamente para obtener publicidad sino para cualquier tipo de trabajo lícito.
Es decir, esta “subsecretaría” se encargó de la peor censura, incluso contra derechos humanos. No se diga de libertad de expresión.
Para algunos elegidos, ya lo comprobamos, hubo millones de pesos. En los últimos meses del gobierno anterior se inventaron “campañas” para hacer un pago de marcha a periodistas afines.
Ahora falta algunos millones. Poca cosa si se analizan las cantidades gastadas. Tal vez por las prisas de final de sexenio, o porque se sintieron, así lo deben haber comunicado sus jefes, intocables. Con Andrés Chao hay que señalar a Eduardo Sánchez que no fue sino un peón de éste.
Es obvio que en todo momento tuvieron el “apoyo” de Luis Videgaray. De otra manera no se entiende que pudiesen disponer, con total libertad, de miles de millones de pesos. Sin dar resultados. Que es lo más dramático, gastar tales cantidades sin mejorar la imagen presidencial.
Supongo que las cuentas bancarias de estos funcionarios están limpias. ¿Hubo comisiones pagadas por los beneficiarios? Estamos hablando de periodistas que deben haber recibido más de diez millones de pesos mensuales, si sumamos la “publicidad” de las dependencias del Gobierno. Hasta de la Casa de Moneda…
No se sabrá nunca. Reglas del juego. Lo que sí debería investigarse, para que no vuelva a ocurrir, es el criterio que rigió el otorgamiento de publicidad oficial. Y si se compraron criterios. ¿Pagaban para que les pegaran? No lo creo.
Miguel Osorio Chong fue el titular de Gobernación. Y, por tanto, le corresponderá legalmente justificar dónde quedaron esos 2 mil 826 millones de pesos que están buscando. A ver cómo explica que Andrés Chao nunca se dignó informarle sus decisiones.
Tenemos ya las primeras listas del destino de muchos millones de pesos que salieron de esa Subsecretaría. Nos falta, por aquello de la salud de las instituciones, que vengan los responsables a contarnos su parte, a decirnos qué criterio, que manipulación, hubo para este alegre reparto de los dineros públicos.
¿Se arrepentirá Peña Nieto de haber prescindido de David López?