Nos perdonó el huracán “Michael”; solamente nos dejó agua en las festividades del 44 Aniversario del Estado. El fenómeno meteorológico nos tuvo con las pestañas de punta por muchas horas. A todos. Comenzando por el gobernador Carlos Joaquín.
Como hacemos cada vez que un “huracán” se asoma en la lejanía de nuestras costas, o una tormenta tropical que pueade convertirse en éste, nos preparamos para lo peor, en espera que pasara lo mejor.
Y así fue. “Michael” se fortaleció, al mismo tiempo que se alejaba. Los niños no fueron a clases el lunes, los avisos de Protección Civil comenzaron el domingo por la tarde, las calles se limpiaron para evitar que la basura viniese a empeorar cualquier escenario.
En lo personal, me gusta mucho una petición de Carlos Joaquín, horas antes, cuando solicitó que la gente se quedase en sus casas la tarde-noche del lunes 8 de octubre. En Quintana Roo sabemos, todos, autoridades y sociedad, que el daño que puede causar un huracán es inmenso. Y por eso los vemos con mucho respeto. Nos excedemos en las precauciones que, todo el tiempo, desde hace muchos años, nos han conducido a un saldo blanco. Por eso, cuando vemos los noticieros de televisión norteamericanos que intentan concientizar a la población, sin éxito, de la importancia de un huracán, nos sentimos muy orgullosos de ir más, mucho más adelante que ellos. Si nuestras casas se inundan, que no hemos tenido que lamentarlo, nuestra gente no va a estar dentro.
Y no serán, en ninguna circunstancia, víctimas del agua como hemos visto imágenes que se repiten en todas partes del mundo.
No podemos evitar tener huracanes, pero en cambio sí hemos conseguido una cultura de previsión que es ejemplar. Y esto es lo que se manifestó el lunes pasado frente a “Michael”. No nos queda sino voltear a ver, con cada noticia de que tenemos tormenta tropical o hauracán probable, a los destrozos del huracán “Janet” hace ya tantos años. Para no olvidar. Para no pensar, asumir nunca que nos excedemos en las precauciones. Y, sobre todo, seguir enseñando a nuestros hijos y a sus hijos esta “cultura de prevención” que tanto nos ha costado hacerla rutinaria.
También, es buena la reflexión, si gobierno y sociedad, si todos juntos pusiéramos tanto de nuestra parte en otros temas… mucho de la realidad podría cambiarse. Por lo pronto celebremos 44 años de ser un estado Libre y Soberano que, además, sabe cuidarse de la naturaleza.