Es decir, a la obra sexenal que cambiará el futuro del Sureste del país. Y que vendrá a favorecer enormidades el desarrollo de Quintana Roo, sobre todo del Sur. Ese viejo sueño de emparejarlo con el Norte se cumplirá con la llegada del tren.
Como en tiempos de Porfirio Díaz, se podrá unir por vías férreas a los pobres con los ricos. Sobre todo con los ricos extranjeros.
Para Quintana Roo el Tren Maya, con su nuevo recorrido, con su inversión de 1 500 millones de pesos, será el cambio definitivo. Habrá un antes y un después.
¿Imaginar poder ir a Mérida, lo que hacen los chetumaleños con singular frecuencia, en un par de horas cómodamente sentados, con un precio accesible? Que una de las estaciones sea Xpujil significa la entrada, realmente, del progreso a esa parte del Estado.
Se trata, en verdad, de un proyecto estratégico que vendrá a revolucionar lo que entendemos como “transporte” hasta el momento. Tendremos más turistas, muchos más turistas interesados en la cultura maya, independientemente de nuestras playas. Y también tendremos una manera de comunicarnos excepcional. En una entidad con una gran movilidad. Muchas veces obligada.
Ir de Chetumal a Cancún será pan comido.
Le tocará al próximo gobernador, que no tiene por el momento ningunas iniciales, disfrutar de este instrumento de progreso que disparará las expectativas de Quintana Roo. Y si le agregamos a la Secretaría de Turismo en Chetumal… la capital volverá a ser un lugar codiciado para vivir.
¿Quién será? ¿De qué partido? ¿Por primera vez se disputará la gubernatura entre mujeres?
Por lo pronto a Carlos Joaquín le corresponde, importante etapa, atestiguar, colaborar, hasta disfrutar la construcción del gran ferrocarril del futuro…