Los gobernadores panistas ya aceptaron el resultado de la elección. Que de acuerdo con las encuestas, si no hay ninguna sorpresa, hará primer mandatario a Andrés Manuel López Obrador.
¿Importa? Mucho. Que lo haya hecho, también, Carlos Joaquín es un signo invaluable de su vocación por la gobernabilidad, ya que no está afiliado ni al PRD ni al PAN y en los hechos ha seguido siendo un gobernador “ciudadano”.
Los panistas que aceptaron, hay que insistir en esto, son gobernadores. Es decir, son precisamente aquellos que con poder y presupuesto podrían encabezar una “rebeldía” contra el político tabasqueño de ser electo primer mandatario.
Con excepción, de esperarse, de Guanajuato y Chihuahua, los gobernadores panistas sacaron un desplegado hablando de haberse organizado y de estar dispuestos a trabajar conjuntamente con quien resulte electo presidente de la República.
Lo que viene a contribuir a la gobernabilidad indispensable para los meses de la transición, pero sobre todo, al anunciar esto en días previos a la elección, agrega un factor de tranquilidad que puede, yo creo que va a influir en el voto. Sin compromiso alguno, pero anunciando colaboración.
Es decir, no estamos hablando, no cuando se refiere a lo que piensan los hombres del poder político de uno de los partidos cuyo candidato presidencial ha sido violentísimo en sus planteamientos contra López Obrador, del “diablo”, de una pesadilla, de un mandato presidencial que provoco escisiones políticas graves.
Es de agradecérselos, no solamente el político tabasqueño, sino todos los mexicanos porque lo que queremos, necesitamos para el día 2 de julio es tranquilidad, es la certidumbre de que habrá una normalidad gana quién gane la elección presidencial.
Lo de Guanajuato es explicable por su aferramiento a una realidad que hace muchos años no existe en otras partes del país, y provoca que muchos miren hacia los resultados del gobernador panista en materia de seguridad que son pésimos. Lo de Chihuahua, con Javier Corral, nos define una oposición a su estilo, que será férrea, que se ha expresado y que tiene, también, un sentido futurista.
Bienvenida esta posición que deberá ser ejemplo para otros sectores sociales, y que deseamos sea lo que veremos, norma no excepción, a partir del próximo 2 de julio. Porque una vez expresada la voluntad popular en las urnas, sea quien sea quién gane, habrá que estar a su lado, porque estar al lado del primer mandatario electo será, también estar al lado de México.
No tendremos caciques en las entidades opuestos al poder presidencial… No, al menos, en aquellas que gobierna el PAN. Carlos Joaquín no será ni quiere ser un opositor al próximo mandatario que arrastre a Quintana Roo a conflictivas que serían peor que negativas. Habrá que hacer hincapié en su sensatez política.
Ahora, por favor, todos a votar este domingo. Que no decidan otros. Todos a votar…