Al gobernador Carlos Joaquín le ha tocado un largo baile, varios meses, con la más fea. Y debe hacerlo con un cartelón, su eficiencia, que parece llamar a golpearlo. Su pecado, grave ante los poderosos en turno, haber ganado la elección contra todas las voluntades. Por eso hay que cargarle la mano, y echarle todas las culpas posibles.
Además de la campaña, nacional, contra los resultados de todos los gobernadores que tuvieron la osadía de armar expedientes contra su antecesores.Ya vimos en Chihuahua, donde ganó el PAN, como el candidato José Antonio Meade insistió, esta semana, en que hace dos años, con Cesar Duarte estaban mejor, había más seguridad, menos muertos y menos secuestros.
¿A quién le importa, parecía decir, todo lo que se robó?
Otro tanto se puede esperar en Quintana Roo.
En ese contexto, es muy importante lo que a decir a la Ciudad de México, ante todos los importantes del Turismo.Y que puede sintetizarse en pocas palabras en la necesidad de un presupuesto acorde con la realidad del número de visitantes que tenemos.
La repartición del dinero, federalismo le llaman, no toma en cuenta que Quintana Roo recibe a casi el 50% de los turistas que llegan a nuestro país. Y esto implica, forzosamente, la necesidad de mejores servicios. Que no se pueden pagar con el dinero que nos llega, tomando en cuenta la población.
A lo que debe sumarse la población flotante, los cientos de miles de mexicanos que llegan a vivir o, en su caso, a trabajar por temporadas ante la gran oferta que tenemos. Que nos hace, literal, un paraíso del empleo.
Al gobierno del Estado le corresponde dotar de escuelas, de viviendas, de calles, de agua, de seguridad a todos esos millones que no están en las estadísticas. Así sea por días o por meses.
Y si hablamos de seguridad, hay que insistir en que no existirá sin presupuesto suficiente. Para todo: cámaras, patrullas, sueldos, profesionalización, Inteligencia, cárceles. Se necesita dinero para ser una entidad segura.
De eso fue a hablar a la Ciudad de México Carlos Joaquín, a explicar que se necesita un presupuesto acorde con la realidad que vivimos.
Ahora bien, en temporada electoral, cuando lo políticamente correcto desde el gobierno es fustigar a la oposición, desde la tercera posición de las encuestas, no creo que vayan a escucharlo o hacerle caso. Le tocó bailar con la más fea… por unos largos meses.
Lo importante es dejar el precedente. Hacerse escuchar. Con la ventaja de que cuando Carlos Joaquín habla de presupuesto, de dinero, no es para su beneficio personal. Y lo saben. Eso sí que ha sido un cambio…
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