Escuche mientras lee: “High Hopes” de la legendaria banda “Pink Floyd”. Y sí, a pesar de nuestros pesares, las grandes esperanzas nos rebasarán, hasta la conciencia misma de nuestros hijos.
En medio del desorden que significa el empoderamiento de la delincuencia organizada, la que es más disciplinada –aunque no parezca- que nosotros mismos, el no saber de quién cuidarse, de quiénes protegerse, la tecnología parece vislumbrar mejores tiempos para quienes nos aferramos a anhelar el estado de derecho, antes que seguir bajo el yugo de la corrupción, la transa y la voluntad de unos cuantos naquillos hijos de cualquier vecina.
Resulta una ambiciosa noticia el avance en la colocación de cámaras de video vigilancia; 800 hasta el momento, aunque se proyectan 1 mil 500 tan sólo para Cancún.
La organización de estos nefastos personajes prevé el trabajo de “halcones”, que no son más que sujetillos dedicados a estar detectando las rondas y los horarios de los cuerpos policiales para llevar esa información hasta sus jefes, quienes a su vez trabajan para otros nefastérrimos personajes quienes determinan en qué momento y lugar habrán de atacar, de secuestrar, asesinar, asaltar, robar o cometer cualquiera de sus actos delictivos.
Estas cámaras que se están instalando a lo largo y ancho de la geografía de nuestro Cancún, tienen, entre otras características, la posibilidad de hacer acercamientos hasta 500 metros de distancia para detectar rostros, placas de vehículos, hechos que luego se convierten en delitos.
El Quid del asunto, es el uso que se dé a estas videocámaras, pues de nada nos va a servir si resulta que al crimen organizado ha logrado permear a la Secretaría; no estoy asegurando nada, pero no estaría demás hacer un repaso a los exámenes de control y confianza del personal que habrá de operar, clasificar y analizar las imágenes que capten estos aparatos que nos han costado y mucho a los propios ciudadanos, pues es importante hacer notar que esta tecnología, así como los sueldos del secretario de Seguridad Pública, Alberto Capella Ibarra, así como el de todos los elementos de la corporación los pagamos los ciudadanos con nuestro trabajo y pago de impuestos. Ciao.