Tuve la oportunidad de entrevistar a Edison Lanza y David Kaye, quienes son relatores para la libertad de expresión enviados de la ONU (Organización de Naciones Unidas) y de la CIDH (Comisión Interamericana de los Derechos Humanos).
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Lo hice en el marco de una reunión que los relatores de Naciones Unidas tuvieron con periodistas mexicanos desplazados en su mayoría por el nivel de violencia que se vive en ciertos estados de la República o bien por recibir amenazas que ponen en riesgo su vida, grupo del cual formo parte.
La CIDH es el órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) encargado de la promoción y protección de los derechos humanos en el continente americano, de ahí la gran importancia del encuentro.
Los temas a tratar fueron los periodistas desplazados, que por cierto ellos no tenían en el radar que existía este tipo de problema, nos agradecieron e hicieron hincapié en que nuestra aportación fue muy importante ya que esto no se aplica en otras naciones o por los menos ellos no tienen conocimiento de ello, por lo que les abre mucho más el panorama sobre los periodistas que viven esta delicada situación.
Tras la reunión con los periodistas desplazados, los relatores instaron al gobierno de México a incrementar rápida y sustancialmente los recursos disponibles para los mecanismos que han sido establecidos para proveer de protección y transparencia.
México ya ha dado un paso loable creando estas instituciones; ahora debería darles las herramientas para ser efectivas.
Destacaron que la necesidad de abordar los temas de protección y transparencia será especialmente crítica en 2018, cuando la ciudadanía mexicana votará en elecciones federales, estatales y locales.
“Garantizar la seguridad de los y las periodistas les permite recabar y difundir información sobre cuestiones del más alto interés público”, dijeron los expertos, en una declaración conjunta al final de su visita.
Los Relatores Especiales añadieron:
“Nos inspiró la pasión de las y los periodistas con quienes nos encontramos, su compromiso con su papel de informar a la sociedad mexicana y su anhelo de investigar sobre corrupción, crimen organizado u otros asuntos de interés público, sin importar los riesgos que saben que podrían enfrentar”.
“Nos horrorizaron las historias que escuchamos de los periodistas, en las que presentaron una cruda imagen del ambiente hostil que han enfrentado.
El acoso sexual contra mujeres periodistas, el desplazamiento forzoso de reporteros, los asesinatos y las desapariciones, así como una impunidad profunda, fueron elementos comunes en sus narrativas”, dijeron.