Ifigenia no sólo trasciende desde ya en la historia como un personaje clave en la alfabetización y la llegada de las escuelas a todos los rincones de la República Mexicana al lado de Jaime Torres Bodet entre 1958 y 1959; es también una de las primeras mujeres en ocupar cargos tan importantes como la subsecretaría de Hacienda, representante de nuestro país ante la Organización de las Naciones Unidas ONU, fundadora del Frente Amplio Progresista, del Partido de la Revolución Democrática; es además, una política congruente y defensora de la recuperación para el Estado Mexicano de la gestión de sus recursos energéticos y naturales.
El discurso de la doctora Ifigenia, trasciende por diversos aspectos, desde el discurso de unidad, hasta el relativo a la Reforma Energética.
La senadora Ifigenia fue muy valiente al abordar un tema que se sabe, centro de los ataques de los intereses que controlaban en el pasado inmediato los recursos energéticos y naturales de los mexicanos y ven afectado sus intereses es decir unos cuantos , pero, consciente de su autoridad moral y trascendencia como investigadora economista, sabía que estaba a salvo de la crítica facilona y sin fundamento -¿quién sería capaz de interpelarla con capacidad suficiente?-, y así, abordó un tema, hoy por hoy, trascendente para todos los mexicanos.
Y en un solo enunciado, puso a cada quien en el lugar que le corresponde al hablar de las “iniciativas para fortalecer el carácter nacional y público del sector energético, sin perjuicio de la participación privada, complementaria, adecuadamente regulada y justamente retribuida”.
En una sola frase, Ifigenia pone en claro el objetivo de la iniciativa; puntualiza el objetivo mediador y democrático de la iniciativa, que deja muy, muy lejos las acciones autócratas y lesivas al interés de la iniciativa privada como sí ocurrió en países como Venezuela, donde la iniciativa privada no tuvo opción, donde los derechos de los inversionistas y capitalistas se vieron castradas, anuladas, subyugadas al interés del Estado; en México, la recomposición rescata la inversión privada, aun cuando ésta se legalizó violentando a la propia Constitución, es, en fin, un llamado a la reconciliación y no un acto de fascismo ramplón.
Por ello, la administración de Andrés Manuel es reconocida y valorada, aun por un amplio número del sector privado, porque, a pesar de los actos ilegales mediante los cuales se les preponderó durante las administraciones pasadas, se les respeta, pero coloca en el lugar que corresponde; ello es democracia, mediación y no discurso.
Pero no hay figura más clara y elocuente para plantearlo en unas pocas líneas, la doctora Ifigenia lo hizo, y sin interpelaciones o desplantes de desacuerdo.
Seguir en la burda repetición de “argumentos”, que más parecen albures o desplantes de “somos iguales de corruptos”, -debo insistir-, no son más que muestras de debilidad y resentimiento vulgar.
El progreso de nuestro país, requiere de actos de consciencia y auténtica formación; lo demás, no deja de ser un sencillo chascarrillo ignorante.
Felicidades a la doctora Ifigenia Martínez, felicidades al Senado de la República, felicidades México por ciudadanos como Ifigenia.