¿Alguna vez te ha llegado un video o el pack de alguien? Si tienes a esa amiga o amigo chismoso, morboso o que siempre está mandando los videos “prohibidos” de la red, ten cuidado puedes caer en un delito. El delincuente no solo se limita a quién produzca un video si no también aplica a quienes lo reproduzcan, almacenen o distribuyan. Si eres de los que mandan el pack, o le gusta tener su galería llena de videos sexuales y además de dudosa procedencia, puedes estar cometiendo un delito.
En México está normalizando el mandar videos sexuales, pero gracias a varias iniciativas recientes, ya está regularizado como es el caso de la ley Olimpia. Lo que no es reciente es el delito de la pornografía infantil, este lleva varios años existiendo. Antes, podrías imaginar que las personas que cometían pornografía infantil eran hombres de mediana edad con cámaras grabando a menores de edad, pero ahora la realidad es otra.
Este es el caso de Yosstop. Probablemente sin saber que estaba cometiendo un delito, subió un video donde habló sobre la agresión sexual de otra persona que resultó ser menor de edad. En otro momento mostró su teléfono y dijo que tenía los videos de la agresión (una confesión si me preguntan a mi) frente a más de 5 millones de suscriptores. Con este simple hecho, le dio a la policía investigadora todos los elementos que conforman el delito de pornografía infantil y te preguntarás ¿pero si solo se le mandaron el video de una chavita y lo tenía en su galería? Recuerda que no solo se castiga a quién produzca el video, también a quién lo almacene o lo distribuya (si lo reenvías, también cuenta). La pornografía infantil puede moverse de manera muy rápida o hasta inocente, ahora más con Whatsapp o Telegram; así que si tienes a un amigo o amiga que te manda videos de “chavitas o chavitos” ten cuidado, te pueden mandar 7 años en el “bote”.
Las redes sociales tienen varias herramientas para denunciar contenidos prohibidos, pero nosotros podemos hacer nuestra parte para hacer la red un lugar más seguro para todos. Por último, quisiera darte un consejo a ti, querido lector: Lee nuestras leyes, si no, te pueden costar tu libertad.