Escuche mientras lee: “Tell me Lies”, apología de las clásicas relaciones sadomasoquistas que existen por millones; de la incansable creatividad de Luis Eduardo Aute, en la experimentosa-sátira interpretación del Fito Páez.
Acostumbrado que estoy a escuchar la radio convencional mientras conduzco, escuché atento un servicio de noticias de una cadena nacional con instalaciones en Cancún. La nota central “seis ex secretarios de salud le dicen a Andrés Manuel que el peor error sería desaparecer al Seguro Popular.
Me pareció muy interesante porque además, mencionaron los nombres de cada uno de ellos: Guillermo Soberón Acevedo, Julio Frenk Mora, José Ángel Córdova Villalobos, Salomón Chertorivski, Mercedes Juan López y José Narro Robles, todos ellos, integrantes de las administraciones federales de Miguel de la Madrid (de la banda “Chicago Boys”), Vicente Fox, Felipe de Jesús Calderón y desde luego, Enrique Peña Nieto. Comentario a parte; pareciera que cuando el presidente se refiere al “conservadurismo” lo hiciera con fines exclusivamente peyorativos, pero no es así, tiene lógica y mucha.
Dicho sea de paso, varios fueron los medios de comunicación que destacaron la nota: encabezó El Reforma y le siguieron La Crónica, Televisa y Grupo Acir, entre otros, todos con comentarios que le escuché al conductor cancunense: “Craso Error”, “el peor de todos los errores” y muchos etcéteras.
La crítica es mucho de fondo, de hecho, a excepción del noticiario local que sólo lo condenó de “erróneo”, en otros medios se lanzaron a calificarlo de “centralista”. Lo cierto es que todo tiene que ver con los grandes negocios de quienes detentaron el poder, pero aún cobran los beneficios del tráfico de influencias que les permitió colocar en primer lugar a los proveedores ‘a modo’, porque al final, los recursos que en su momento recibieron los gobiernos estatales para operar el tristemente célebre Seguro Popular, nunca fue suficiente, de hecho, en Quintana Roo, la actual administración hubo de invertir recursos estatales para medio atender las enormes carencias; por ejemplo, en el antiguo Hospital General de Cancún, durante la administración de ‘Betito Borge’ –un gran amigo y aliado de Peña Nieto-, por no haber, ni gasas y desde luego –me consta-, ni un desfibrilador; pero además, a los ‘beneficiarios’ del Seguro Popular se les pedía que compraran material quirúrgico, medicamentos, ¡gasas…!
Luego resultaba que, una vez atendida la urgencia con cirugía y todo, al paciente se le solicitaba que “sacara cita” para visitar a un médico general o especialista en el mismo hospital, pero la saturación daba como resultado que la cita se agendara para, mínimo tres y hasta seis meses después.
Lo evidente es que, con la cancelación de ese Seguro y la entrada en funciones del Instituto de Salud para el Bienestar, se trata de un nuevo modelo que garantice la atención médica al mayor número de mexicanos, en donde se considera incluso, una partida presupuestal