En nuestra vida cotidiana convivimos con personas que enfrentan barreras silenciosas: la dificultad para desplazarse, la dependencia de terceros para tareas básicas o la ansiedad que limita su libertad.
Esta iniciativa nace para beneficiar directamente a quienes requieren de un perro de asistencia o de apoyo emocional para alcanzar independencia, movilidad y bienestar, y con ello también apoyar a sus familias y comunidades que comparten esos retos día a día.
Junto con la Asociación Mexicana de Animales de Servicio (AMAS) y la organización Seguridad Natural (SEGNAT), presentamos una reforma que reconoce y garantiza el derecho de estas personas a ingresar con sus perros de asistencia y animales de apoyo emocional a cualquier espacio público o privado, así como a medios de transporte terrestres, aéreos y marítimos.
Este paso significa romper barreras invisibles que limitaban la dignidad y la integración social.
Los perros de asistencia no son un lujo, son aliados para la seguridad, la salud mental y la autonomía personal. Con esta reforma, fortalecemos el marco legal y damos certeza a quienes dependen de estos compañeros de vida.
Los beneficios trascienden lo social.
El turismo accesible mueve en el mundo más de 140 mil millones de dólares al año, y quienes viajan con alguna discapacidad suelen gastar entre 30 y 40% más que el promedio.
Quintana Roo, al garantizar inclusión con leyes de avanzada, se posiciona como un destino líder en turismo incluyente, capaz de atraer visitantes que buscan no solo playas hermosas, sino un entorno que abre puertas y corazones.
Además, este reconocimiento abre la posibilidad de acceder más fácilmente a fondos internacionales y ONGs que apoyan proyectos de inclusión.
Eso nos permitirá que personas en situación vulnerable puedan contar con un perro de asistencia o de apoyo emocional sin que el factor económico sea una barrera.
Este esfuerzo se inscribe en la visión humanista que compartimos con nuestra presidenta Claudia Sheinbaum y con nuestra gobernadora Mara Lezama, mujeres comprometidas con el bienestar compartido y con un México donde nadie se quede atrás.
La inclusión no es un discurso, es una acción. Hoy dimos un paso que marca la diferencia: en Quintana Roo, la inclusión camina con huella.
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