La mayoría de los países en el mundo cuentan con sistemas de planeación de muy largo plazo; sería un error pensar que cualquier país desarrollado en cada cambio de gobierno redirija sus estrategias, cancele obra pública de mediano plazo y reinvente la organización del gobierno. Eso, queridos amigos sólo pasa en México, y esa es la principal razón, por la que avanzamos tan lento. Por eso, en este espacio haré un corte de caja que sirva de termómetro, y que nos mantenga alertas ante cualquier señal de retroceso e inestabilidad que vaya en detrimento de los mexicanos.
Las cifras ahí están, es una realidad que hay muchos logros a partir de las reformas estructurales; se activaron nuevos motores económicos que por décadas estuvieron dormidos, se crearon cuatro millones de empleos formales, el salario mínimo tuvo una recuperación real de más de 18%, somos el 4º exportador vehículos a nivel mundial y el 1er lugar de América Latina.
Transitamos de un modelo monopólico a uno de competencia abierta, Pemex comparte el mercado con 72 empresas de 21 países y CFE con 32 empresas de 12 países. El número de personas que usan internet se triplicó; los precios de la telefonía móvil disminuyeron 43% y la larga distancia 40%. México alcanzó un crecimiento acumulado de 13% en este sexenio; se mantuvieron finanzas públicas sanas y un ambiente adecuado para la generación de inversiones.
Se modernizaron 28 aeropuertos, se duplicó la capacidad portuaria marítima. Se construyeron 40 mil kilómetros de caminos rurales. Y se estaba construyendo el aeropuerto más sustentable y moderno del mundo para mejorar nuestra competitividad y volver a México un centro logístico de clase mundial.
Nuestro país transita a un nuevo régimen, pero, desafortunadamente, uno que no reconoce los logros alcanzados como una palanca que catapulte resultados y, tras el discurso de toma de posesión, me encuentro con más de lo mismo; falta de propuestas viables que de verdad espero no perjudiquen a mi tierra, Tabasco, y sobre todo a México.
Desde este espacio, agradezco al ex presidente Enrique Peña Nieto por la confianza que me depositó al frente del Indaabin. Juntos alcanzamos reconocimientos internacionales en la materia para nuestro país; pero lo más importante que aprendí de él es que encima de nuestros proyectos personales y políticos, siempre está primero México, después México, y al final también México.