Una de las principales demandas de los ciudadanos, es que las instituciones estén al servicio de la sociedad; y desde hace muchos años, durante mis intervenciones en diversos foros, he insistido en la inclusión como pilar fundamental para una sociedad más participativa, representativa e igualitaria.
México está en la región más desigual del mundo: Latinoamérica; y según la OCDE, somos el penúltimo lugar en desigualdad, sólo después de Chile. Por ello, la búsqueda de la inclusión social y económica es un tema esencial para la consolidación de una nación con un crecimiento sostenido y sostenible para todos.
Según el Índice de Desarrollo Incluyente del World Economic Forum, México ocupa la posición número 29 de 78 en naciones emergentes; sin embargo, si la medición fuera mundial, ocuparíamos el lugar 56 de 107 países.
Considerando la importancia del tema, en 2016 iniciamos una aventura denominada: “Acciones para una economía incluyente”, movimiento que buscaba recoger los testimonios de líderes políticos, económicos y sociales del país.
Dicho esfuerzo, se vio consolidado en la creación de “Valor México: Por una Nación Incluyente A.C.”, que funge como un generador de ideas para colocar a las personas y su nivel de vida en el centro de la política económica nacional, y con el esfuerzo y la participación de todos los sectores, presentamos este 18 de octubre, el “Índice Nacional de Inclusión Económica 2018”, que engloba ocho pilares: Educación, Empresas, Infraestructura, Empleo, Incentivos Fiscales, Ética y Política, Inclusión Financiera y Certeza de la Propiedad, que estoy segura será un referente para creación de políticas.