Recientemente, el gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, anunció que enviaría al Congreso estatal una iniciativa para la creación de una nueva Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), misma que dependería de manera directa de la Secretaría de Finanzas del estado, y que contaría con el apoyo de la Fiscalía General de la entidad también. Esta, sin duda, es una iniciativa muy importante que funcionará por el bien de los tabasqueños, particularmente por los resultados que este modelo ha mostrado, tanto a nivel nacional como en otros estados de la República.
A nivel nacional, en 2004 la Secretaría de Hacienda y Crédito Público instruyó la creación de una UIF, que ha mostrado grandes avances en el combate a los problemas de lavado de dinero, y en la inhibición de la participación de funcionarios públicos en actos de corrupción.
Sin embargo, el gobernador aseguró que el modelo impulsado sería similar al que opera en Tamaulipas, el cual, desde su creación el año pasado ha logrado el aseguramiento de más de 35 cuentas bancarias usadas para fines delictivos, obtenido más de siete órdenes de aprehensión y recuperado más de tres inmuebles que fueron vendidos en condiciones muy desfavorables para el estado.
Como legisladora, he exigido que los funcionarios del gobierno federal respondan a la altura de las circunstancias, pero también sé reconocer las buenas decisiones, por lo que, particularmente como tabasqueña, quisiera ser la primera en aplaudir este interés que ha mostrado el gobernador Adán Augusto López en atacar uno de los problemas más grandes que nos aquejan.
Tabasco tiene un gran potencial, y estoy segura que se encuentra al borde de una recuperación muy significativa, por ello considero que, independientemente de los colores políticos que abanderamos, es más importante que nunca que trabajemos en conjunto, ya que es la única forma en la que nos podemos asegurar que estas acciones potencialmente tan benéficas se hagan con inteligencia y responsabilidad.