Mucha gente entendió con motivo del Covid que los todos poderosos no quieren solo el bien de nosotros.
Durante más de veinte años, los denunciantes
han estado compartiendo información con
nosotros, informaciones comunes a las culturas
de las tres religiones abrahámicas. Las corrientes de pensamiento. Supuestamente ateas que surgieron de ella nunca se han librado de la seducción última de entregar su cuerpo, mente y destino
a una entidad más fuerte, ya sea estatal, científica o colectivista. El proyecto del nuevo orden mundial es sólo una hábil mezcla de los tres.
Somos víctimas del síndrome del salvador, ya se trate de Trump, Musk, Putin, la llegada del retorno del Mesías, la confederación galáctica o lo que sea. Todo esto para mantener el infierno de los pueblos.
Esta es la razón por
la que personas como Schwab o Bill Gates admiten abiertamente su plan. El objetivo de esto
es múltiple: es ante todo mantener al público en bajas vibraciones. Con el sentimiento de impotencia y fatalismo, liquidar con nuestra complicidad el viejo orden para participar juntos en el advenimiento del nuevo.
El Covid por la inyección, Ucrania en una lógica de confrontación Inter bloques propicia
para apretar la soga en las gargantas de los pueblos,
el clima con miras a establecer el pase de carbono: mantener a las poblaciones desinformadas en el miedo, el asombro y la obediencia ciega y el caos gradualmente creciente.
La aparición de un
falso Mesías será, por lo tanto, probablemente,
el punto culminante del espectáculo; el último elemento unificador detrás del cual unir a los pueblos de todas las culturas bajo la misma bandera.
El transhumanismo es sólo la continuación lógica del proceso. Por tanto,
no es imposible prever que una fusión hombre- máquina nos detenga milagrosamente en el umbral del fuego nuclear, u otro evento de la misma calaña, en la más pura tradición de las profecías.
La mala noticia es que se producirá la despoblación prevista, el Diablo se metió en nuestras vidas, llámenlo como quieran, pero nos matarán a todos.