Las bases que fundaron a Morena en Quintana Roo tendrán que comprender que ya no son un movimiento de masas, sino un partido en el poder que, así como lo fue el PRI en el siglo pasado, rinde culto al presidente, jefe máximo de las Fuerzas Armadas y quien, además, palomea a los candidatos más idóneos para fortalecer su proyecto político.
Así es el poder y Andrés Manuel López Obrador fue un alumno brillante del sistema que empezó a colapsar a finales de los 80.
Es injusto cuestionar a los militantes que pusieron corazón y esperanzas en fundar aquí un movimiento que ofrecía, como frase bíblica, “dar al pueblo lo que es del pueblo”; lo cuestionable es que no hayan advertido, desde dentro, la amalgama Morena-PRI que se dio desde el principio, con la designación de José Luis Pech Várguez como líder fundador y de Marybel Villegas y Laura Beristain como candidatas a senadora y presidente municipal de Solidaridad; tres personajes súper ligados a los ex gobernadores priistas Félix González y Roberto Borge.
Ahora varios fundadores de Morena salieron a reclamar que se hayan violentado los estatutos y que desde la dirigencia de Pech Várguez les impongan a ex militantes del PRI y del Verde como candidatos a diputados locales en varios distritos de Quintana Roo.
Legalmente dijeron que impugnarían ante el Tribunal Electoral de Quintana Roo la alianza con el PV y el PT en la coalición “Juntos haremos historia” pero, sin razones válidas, será difícil que prospere.
Una razón válida sería que contraviniese los acuerdos que Morena ha hecho con esos partidos a nivel nacional, así que tendrán más dificultades para que esa impugnación prospere pues la carta de intención para conformar dicha alianza lleva la firma de la misma Polevnsky.
La cúpula morenista ya había advertido que, así como era en el PRI, la contienda más fuerte sería al interior del partido. Por eso al emitir la convocatoria para la selección de candidatos, el Comité Ejecutivo Nacional lanzó una prohibición total de críticas al partido y entre postulantes. El texto dice:
“El registro de aspirantes podrá ser cancelado, o no otorgado, por violación grave a las reglas establecidas en el Estatuto y esta Convocatoria a juicio de la Comisión Nacional de Elecciones y el Comité Ejecutivo Nacional. Queda estrictamente prohibido que los aspirantes realicen acusaciones públicas contra el partido, sus órganos de Dirección u otros aspirantes o protagonistas, o cometan actos de violencia física contra otros miembros o el patrimonio del partido. La falta a esta disposición será sancionada con la cancelación del registro de la candidatura correspondiente”.
Es evidente que Morena dejó de ser un movimiento social para transformarse en el partido en el poder, igual que lo fue el PRI durante más de 70 años