En memoria del senador de la República Belisario Domínguez Palencia, preclaro y apóstol de la democracia, orgulloso oriundo de Comitán, Chiapas; además de reconocer la enorme congruencia del Senado de la República en su conjunto por tan trascedente acto de justicia histórica al reconocer la trayectoria de la doctora en economía, Ifigenia Martínez, me permito hacer un humilde homenaje a los hombres y
mujeres de nuestro estado y país, quienes anteponen su propia vida, como en su momento lo hiciera el insigne senador chiapaneco, con el único objetivo de defender la libertad de expresión y los derechos humanos de todos los mexicanos.
Lo que nos ocupa hoy, es la entrega de tan destacada medalla a una mexicana excepcional, una mujer congruente, incorruptible; destacable economista y mujer de su tiempo -éste-, la senadora de la República, doctora Ifigenia Martha Martínez y Hernández.
Acuerdo unánime de todas las fracciones parlamentarias del Senado de la República en su conjunto; en la historia de nuestro país, una decisión como ésta no se había dado, y es que, no obstante que la doctora -grado académico-, es una eterna luchadora social de izquierda, su destacada labor como investigadora, académica y política, trasciende al grado de lograr consensos en todas las geografías y posturas políticas actuantes en nuestra democracia.
Claro, no faltaron las expresiones vulgares como la espetada por la senadora Xóchitl Gálvez, quien, a pesar de la trascendencia de lo que estaba ocurriendo en ese momento en la vieja casona de Xicoténcatl, se permitió hacer señas para advertir que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, no habría asistido al evento, según ella, “porque habría tenido miedo”.
Lo cierto es que, el acto de Andrés Manuel, fue uno que reviste respeto y preponderancia de lo que allí ocurrió; el tema no era la visceral confrontación, el discurso facilón y la descalificación a priori, el tema fue, el reconocimiento a una mexicana excepcional, Ifigenia Martínez.
No nos equivoquemos; sacar raja política de un acto protocolario, de un reconocimiento único como lo es la entrega de la medalla Belisario Domínguez que, se esté de acuerdo o no, trasciende posturas y geografías políticas.
La historia nos juzga y, quien les haya hecho creer que la descalificación sin visión política facilona, sin argumentos, la más vulgar, contrario a lo que algunos creen, es el peor de sus enemigos, pues no son capaz de encarar al respetable -ciudadano- y despotricar con infame falsedad y vulgar actuar; mejor les convence de exhibirse de forma penosa.
La historia diferencia también a los líderes de los esbirros, ¿de qué lado se quiere quedar ?
Personajes como Juan Nepomuceno trascienden en la historia como el ente que doblegó las rodillas ante el interés extranjero y suplicó la intervención de las potencias extranjeras para reconquistarnos, esbirros de bajo de tal figura, pero no se hacen presente en la historia, sólo quedan como tales.