POR: PABLO BUSTAMANTE
El impacto económico y social a consecuencia de la pandemia del Coronavirus, está afectando especialmente el bienestar y futuro de la gran mayoría de los jóvenes de entre 15 y 29 años.
Aunque los jóvenes no seamos un grupo vulnerable de contagios o fallecimiento por Coronavirus, si somos el grupo que a largo plazo sufrirá los efectos de la pandemia por la falta de empleo y deserción escolar.
El panorama sobre las condiciones de trabajo en los jóvenes era desalentador antes de la llegada del Coronavirus, la probabilidad que tenemos los jóvenes de estar desempleados es 3 veces mayor que la de un adulto, y más del 70% de los jóvenes laboran bajo condiciones de informalidad.
La OCDE señaló que “los jóvenes y las mujeres se encuentran entre los que corren mayor riesgo de desempleo y pobreza”, por lo que la juventud es uno de los sectores más afectados por la crisis actual.
A pesar de que se han presentado varios métodos alternativos de estudio aprovechando el uso del internet, la interrupción de clases ha afectado a millones de jóvenes y lamentablemente el aprendizaje se ha visto truncado en jóvenes que pertenecen a los sectores más pobres del país.
Solo el 44.3% de los hogares en México cuentan con una computadora para toda la familia, por lo que otro gran reto al que se han enfrentado niñas, niños y adolescentes desde el inicio de la pandemia no es solo el acceso a internet, sino también tener una plataforma y medios adecuados para poder acceder a los contenidos educativos.
Los jóvenes al no tener un trabajo formal, tienen como consecuencia la falta de cobertura médica ligada al empleo, por lo que lo que poder acceder a los servicios de salud es un gran problema.
Somos una generación de jóvenes que estamos viviendo retos complicados, tenemos una gran preocupación de nuestro futuro laboral y educativo y quizá este no es el mejor momento para construir un futuro para la juventud, pero si es momento de construir jóvenes para el futuro.