Debido a la inseguridad que hace alrededor de tres años golpea de manera regular a la sociedad de Quintana Roo, en especial en Cancún y Playa del Carmen, este año se notó una baja considerable de antorchitas que devotamente por estas fechas acuden al Santuario de la Virgen de Guadalupe, todo debido a un solo factor, pero que pesa mucho y es la “inseguridad”.
Como es habitual desde principios de diciembre la iglesia de Guadalupe se prepara para recibir a los miles de feligreses que adoran y acuden a expresar su agradecimiento a la morena del Tepeyac y dar cumplimiento a sus promesas.
Sin embargo, es notable la ausencia de los grupos de antorchitas que no figuran en este 2019 en la lista y todo por miedo, temor a arriesgarse y que ocurra una desgracia ya que son cientos de personas que se exponen en la carretera.
Producto de esto cada vez son más los cambios de la carrera de antorcha por la bicicleta, incluso el uso las motocicletas, algo que se observa a nivel nacional y que nuestro estado ya no está exento.
En la actualidad no basta la coordinación con las diferentes autoridades para que se realice la vigilancia durante el trayecto que realizan, cada vez necesitan estar más alertas por los delitos que antes eran aislados y ahora se cometen habitualmente en el estado.
El cruzar varios municipios que antes no era para nada preocupante ahora en un punto de análisis serio que se suman a los obstáculos que ya son cotidianos en los peregrinajes como los accidentes automovilísticos, percances en la carretera y las condiciones del clima.
Las autoridades deben cambiar el chip para darle tranquilidad a los devotos, deben trazar una nueva logística acorde a los nuevos tiempos que atraviesa la entidad, por el momento la realidad es otra porque siguen con el mismo operativo de rutina que caducó y la clara evidencia son las estrategias y medidas que ahora toman los devotos.
Entonces, ¿Qué se tendrá que hacer para el cambio, teniendo en cuenta que las travesías que son de día y de noche? Cómo se le va a dar solución a este tema que parece insignificante, pero es indignante.
Mientras, cada vez son menos los que se exponen, a pesar que el altar espera a los fieles, pero saque usted sus propias conclusiones, punto y final.