El libro “Los demonios del Edén” de Lydia Cacho, desató gran polémica ya que mostraba con lujo de detalles una red de pornografía infantil y pederastia situada, aquí mismo, en la ciudad de Cancún. Aparte de tener fotos, testimonios y fechas, tenía los nombres de los principales responsables. Eran personas de altos puestos políticos y empresarios adinerados como José Kamel Nacif y Jean Succar Kuri, y a los ahora exgobernadores Miguel Ángel Yunes Linares y Mario Marín Torres.
Tras la publicación se desató un gran alboroto para la sociedad y para la autora del libro. Kamel Nacif la acusó de difamación a la autora, y no conforme se contactó con el exgobernador de Puebla, Mario Marín, quien mando a traer a la autora desde Cancún ilegalmente. En el camino, la autora fue torturada y violentada durante 1,500 kilómetros.
El apodo al exgobernador Mario Marín, se debió a la filtración de una conversación entre el mandatario y el empresario Kamel Nacif dónde le oye “Mi góber precioso…tu eres el héroe de esta película, papá”.
Mario Marín, fue arrestado el pasado 4 de febrero en Acapulco y luego llevado al Cereso de Cancún por el delito de tortura a la periodista. Protegió a muchas personas que tenían está red de pornografía infantil ¿Qué clase de persona puede hacer eso? ¿Tanta era su ambición y compadrazgo? ¿Se puede confiar en una persona que tortura, promueve la violencia y usa al estado para cometer delitos? Claro que no se puede con- fiar, este tipo de persona tiene un alto grado de insensibilidad y sin remordimientos, sin duda alguna, es peligrosa.
Tal vez se pregunte, ¿por qué una persona con tanto poder ayudaría a este tipo de criminales? La respuesta es sencilla, para mantener el poder. Hay tres tipos de personas involucradas en la trata de personas y la pornografía infantil: El consumidor, es quién financia y paga por el material. El productor/facilitador es quién ve a estos delitos como negocios para tratar de sacar el mayor beneficio posible. Y el cómplice/ padrino, estos son los que brindan seguridad y protección a los dos primeros dos, normalmente son personas en cargo públicos o son pertenecientes a alguna autoridad. Todos son culpables y responsables de es- te atroz delito. Como sociedad debemos evitar que se comparta este tipo de material, denunciar a todos los involucrados y presionar a las autoridades que actúen “parejo” con todos los involucrados, sea quien sea.