En otras circunstancias, hubiera parecido improbable considerar que dos de los principales representantes del activismo empresarial contra el obradorismo habrían de reunirse a discutir y tomar acuerdos con un escudo del Partido Revolucionario Institucional en el salón y paredes con fotografías de personajes del pasado político que dicen repeler o que pretenden corregir (aunque, en el fondo, lo que desean es justamente el retorno de esas épocas de privilegios compartidos)./
Claudio X. González Guajardo, comandante en jefe de inversiones en el proyecto político-empresarial denominado Sí por México, cuyo brazo electoral tripartidista (PAN, PRI y PRD) es llamado Va por México, fue acompañado por Gustavo de Hoyos Walther, expresidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y operador de José Antonio Fernández Carbajal, el poderoso presidente del consejo de administración de Fomento Empresarial Mexicano (FEMSA) que está metido en una cruzada contra el gobierno andresino y su partido, Morena./
El arribo de los principales accionistas de ese proyecto político-empresarial al salón escénicamente dominado por la señalética priista tuvo como evidente propósito el tratar de ajustar a los términos contractuales a la parte con pretensiones discordantes o francamente fugitivas: el diezmado priismo que en su mayoría cupular parece tentado a sucumbir a las tentaciones provenientes de Palacio Nacional en cuanto a hipotéticas reivindicaciones históricas (y otras ganancias más prácticas) si votan a favor de la iniciativa de reforma eléctrica y en materia de litio (Electrolit) que Morena y sus aliados explícitos no podrán sacar adelante porque este año quedaron más lejos de la mayoría calificada que en la anterior legislatura./
La operación claudista busca sostener que las tres disparejas partes de la coalición electoral y legislativa siguen firmes y votarán de común acuerdo: a ello parece encaminarse Acción Nacional, naturalmente adverso a la propuesta AMLO-Bartlett, y poco importa en realidad lo que queda del agónico Partido de la Revolución Democrática (que en un giro de mercadotecnia desesperada explora la posibilidad de cambiar de nombre y logotipo), así que la prenda en seria disputa es de tres colores./
En la reunión empresarial aquí citada estuvieron presentes los presidentes de los tres partidos y los coordinadores de las correspondientes bancadas en la cámara de diputados. Se habló de presentar un frente cerrado a la hora de discutir en San Lázaro las propuestas económicas del gobierno federal (egresos e ingresos), pero el platillo central fue la exhortación a no permitir el paso de la citada reforma eléctrica./
El PRI, con histórica experiencia en la marrullería, se escabulle ante los peticionarios de sus favores pero, al menos hasta ahora, parece prevalecer la posibilidad de que la mayoría de los votantes priistas en la cámara de diputados acompañen en esta ocasión a Morena y conexos, pero “sin romper” la coalición con PAN y PRD. Esta pretensión enfurece sobre todo al PAN y a la jerarquía empresarial inversionista, que en principio advierte que no toleraría esa “traición”./
El PRI “explora” el terreno y aún no define su postura. Alejandro Moreno, alias Alito, actual presidente del comité nacional priista, ha sido impulsado y juega en la corriente del muratismo, que sostiene alianza con Palacio Nacional (la cual incluye ceder el paso a Morena en las próximas elecciones estatales, a cambio de un ascenso político de quien dejaría de ser gobernador)./
En otro extremo destaca Claudia Ruiz Massieu Salinas de Gortari, senadora que se opone abiertamente a la aprobación de la multimencionada reforma que mantiene bajo virtuales toques eléctricos al partido antaño hegemónico./
Así que, ¿podrán Claudio X. y De Hoyos someter a sus socios priistas, en tal quiebra que buscan oxígeno en Palacio Nacional? ¿Soportarán PAN y PRD la eventual “traición” circunstancial del PRI? No se pierda el próximo episodio de estas historias básicamente empresariales. ¡Hasta mañana!