Años atrás escribí en los mismos espacios que me han difundido libremente, ayer y hoy, a veces 4 medios, a veces hasta 7, locales, nacionales e internacionales; sobre campañas de propaganda en medios de comuinicación híbridos. La virulencia de textos se exalta de manera natural cuando hay campaña política que protagonize el objetivo en cuestión. En la última campaña presidencial López Obrador fue el objetivo. Las elecciones pasaron y ganó con muy amplia mayoría, mas de 30 millones de votantes, en aquellos días mencioné el efecto boomerang que le hacían a sus críticos los textos sin fundamentos que lo querían detener.
En aquellos días los articulistas, columnistas, otrora líderes de opinión no le encontraban la cuadratura al círculo, sus previsiones chocaron con la realidad de las calles. AMLO ganó y comenzó la transformación, el ahorro, el corte a subsidios, dispendio, publicidad pagada, dádivas millonarias a prensa, radio y tv tradicional; el equilibrio cambió, se rompió.
La reacción de los medios desplazados, sin pagos millonarios para sus escritores los desquició, su coraje se convirtió en virulencia rabiosa, ahora más irracional, ahora al cabo de la historia los insultos y el lenguaje soez son su medicina diaria. Pero no solo a AMLO, también a sus afines.
Detesto citarlos por su nombre pero es necesario. En febrero Chumel Torres (José Manuel Torres Morales) insultó a la senadora Bertha Caraveo https://twitter.com/raulcaraveo/status/1571944144591015937?s=20&t=btE-At16BC9YJm1duuxf7g
Ya se abrió carpeta de investigación por la FGR por violencia política de género; la fiscalía le reconoce la calidad de víctima de conformidad con la Ley General de Víctimas por su violencia machista.
Pero éste es solo un caso de cientos que a diario protagonizan Carlos Alazraki, Genaro Lozano, Héctor Aguilar Camín, Víctor Trujillo “Brozo”, Carlos Marín, Joaquín López Dóriga, Lilly Telllez, Kenia López Rabadán, Beatris Pagés Rebollar, Gustavo de Hoyos Walter, Javier Lozano, Denise Dresser, Enrique Krauze, Schetino, Di Constanzo, entre otros.
Se cansaron de editar y crear noticias falsas, ahora solo quedan insultos; sin embargo no se percatan aún –luego de cuatro años- que el mismo efecto boomerang sigue permeando sus acciones. No han logrado disminuir la aceptación del presidente sino al contrario. Cuando entenderán que deben articular sus argumentos con lógica y datos confiables, reales; no construyendo falacias. Cuando la oposición recobre la lógica, el sentido de pertenencia al país, entonces podrá construir lo que se proponga, hasta hoy sigue cuesta abajo. Lamentable que se quedaron en el año 2018.