Dos hechos han acelerado la polarización nacional y van precisando los términos de una confrontación política, ideológica y electoral que tendrá su momento cumbre en los comicios de 2024, sobre todo en cuanto al relevo en la Presidencia de la República./ La derecha y la ultraderecha mexicanas fueron agitadas por la visita de Santiago Abascal, el dirigente del fascistoide partido español Vox, pero el resorte que les movió fue la prevista cancelación, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), de castigos penales a mujeres que decidan suspender sus embarazos./
El 2 del mes en curso, la atención pública se concentró en la Carta de Madrid que firmó la mayoría de los senadores panistas, pero el motivo oficial de ese encuentro fue el Foro Internacional 2021, “De la mujer embarazada en estado vulnerable”, organizado por los mismos panistas ultra y en el que participaron el propio Abascal, el argentino Agustín Laje e incluso el calderonista y zavalista Luis Alberto Rosas, conocido en las redes sociales digitales como Tumbaburros, quien cerró su discurso advirtiendo a los jóvenes que si desean “frenar esta marea progresista, asquerosa y asesina, que se viene para todos nuestros países, es desde la trinchera política, y señores, vamos a ganar porque es el plan de Dios”./
Estos prolegómenos han sido clave para crear las condiciones para movilizaciones y aglutinamientos en rechazo a la despenalización del aborto voluntario. Ayer, en todo el país, sacerdotes a cargo de misas católicas leyeron un documento impulsado por la Conferencia del Episcopado Mexicano (@ IglesiaMexico , en Twitter) para “invitar y animar” a los feligreses
a que participen en una marcha “a favor de la mujer y la vida” que se realizará el domingo 3 de octubre del Auditorio Nacional al Ángel de la Independencia, en la Ciudad de México. Ya tienen cuenta en Twitter, @afavormujervida, portal y un número telefónico correspondiente al área de Cadereyta, Nuevo León.
Por otra parte, se realizó en México la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y que, junto con la visita del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel (quien incluso pronunció un discurso ante las Fuerzas Armadas mexicanas el 16) y la llegada de última hora del venezolano Nicolás Maduro a la sesión de la Celac, agudizó la reacción de opositores al gobierno obradorista por recibir a esos jefes de Estado en una reunión institucional, en la que incluso los presidentes de Uruguay y Paraguay objetaron esas presencias cubana y venezolana.
Más allá de los detalles específicos de esta reunión, y de la invitación a Díaz-Canel, lo trascendente para México no está en sus resultados formales (por ejemplo: no se pudo
avanzar en el propósito de decir “adiós” a la Organización de Estados Americanos) sino en un posicionamiento del obradorismo, tan presuroso como aún nebuloso, en el explícito flanco izquierdo latinoamericano, a contracorriente de las posturas de Estados Unidos.
De golpe, el presidente de México recibió y dio especial trato y tribuna al mandatario cubano (lo cual generó un rechazo inmediato de políticos asentados en Florida); auspició el intento de extremaunción a la OEA (aunque también propuso formar una especie de Unión Americana, a semejanza de la Europea; tema que implicaría más cesiones a favor del país dominante, Estados Unidos); propició un discurso a distancia del presidente de China (el principal adversario actual de EE UU); y dio material para la narrativa de sus adversarios en cuanto a “comunismo”, “socialismo” y “autoritarismo”.
Por lo pronto, lo único más o menos claro es que las posiciones de las dos partes nacionalmente contendientes van quedando más definidas y más polarizadas. Y, mientras el zapatismo, a través del subcomandante Galeano, advierte: “Chiapas, al borde de la guerra civil” (https://bit. ly/3nKKCtW), con duras críticas, sobre todo al “desgobierno de Rutilio Escandón” ¡Hasta mañana!