Sin sesgo electorero
Corral no firmó pro Peña
Velasco y sus brincos
Los gobernadores están haciendo lo necesario para acoplarse a las políticas que aplicará Andrés Manuel López Obrador a partir de diciembre próximo. En la reunión de ayer de la disfuncional Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) no hubo controversias ni discusiones, ni siquiera en el punto de los superdelegados estatales, a los cuales varios mandatarios estatales satanizaban originalmente.
En todo caso, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro (quien fue al encuentro en muletas, por una operación de rodilla), propuso que esos superdelegados sean ajenos a la vida partidista de la entidad a la que sean enviados, para evitar aspiraciones o implicaciones electorales. Y, de preferencia, que esos funcionarios tan poderosos tengan especializaciones técnicas. Alfaro ha dicho en otras ocasiones que él no dialogará con ningún intermediario, como el médico Carlos Lomelí (quien justamente acaba de ser su contrincante por la gubernatura del estado occidental), a quien López Obrador ha designado como representante estatal.
En Twitter, ayer mismo, Alfaro puntualizó que “nuestra coordinación con el gobierno federal será a través de una comunicación directa con el presidente y su gabinete. No aceptaremos una figura política que pretenda invadir la autonomía de los estados”. Sin embargo, no hubo contestación directa a la propuesta antielectorera del jalisciense (quien se llevó la gubernatura y las principales posiciones de poder local en las pasadas elecciones, a nombre del Movimiento Ciudadano, del que ya se desmarcó el ahora gobernador electo). López Obrador dijo que analizará la sugerencia, pero aseguró que no hará nada que lastime la soberanía política de los estados.
En la reunión, por cierto, se pasó a firmar entre los presentes un cuadro con un texto de reconocimiento a la labor de Enrique Peña Nieto durante el sexenio que está por terminar. El funcionario de la Conago que recolectaba las firmas aseguró al chihuahuense Javier Corral Jurado que ya todos sus colegas habían estampado su adhesión. El panista se negó a firmar el reconocimiento a Peña.
El informante oficial de lo sucedido en la sesión de la Conago fue su presidente en turno, Manuel Velasco Coello, quien sostiene una intensa alianza con López Obrador y Morena. A los varios retorcimientos políticos y jurídicos realizados recientemente por el gobernador de Chiapas para garantizar la continuidad de su grupo en el poder de la entidad, se añade la reforma a la constitución estatal para permitir que Velasco rinda protesta como senador, pida licencia inmediata a ese cargo y retome la gubernatura para ejercerla hasta el último minuto, luego de lo cual brincará a su escaño.
Las disposiciones constitucionales buscaron que los gobernadores en funciones no aprovecharan sus cargos, y los recursos a su disposición, para “competir” por otro cargo de elección popular. Sin embargo, Miguel Ángel Mancera y Velasco Coello utilizaron la coartada de las postulaciones por circunscripción, es decir, no por un estado, sino por un conjunto de ellos o por la totalidad, según la variedad correspondiente, para argumentar que no buscaron las senadurías desde sus posiciones de poder.
Mancera pidió licencia a la gubernatura de la capital del país y fue propuesto por el comité panista de Chiapas para ser senador por la vía plurinominal y, aunque no tiene militancia en ningún partido, ahora coordina la menguada bancada senatorial del Partido de la Revolución Democrática. Velasco ha sido más abusivo: a última hora se hizo incluir en la lista de candidatos del partido que domina a nivel estatal, el Verde Ecologista, para ser candidato por la vía plurinominal. Y ahora, ganador, ha maniobrado para no soltar más que momentáneamente la gubernatura, para luego brincar al Senado.
Muy peculiar alineamiento de buenos comentarios mexicanos respecto al acuerdo comercial con la administración Trump: Peña Nieto, como era previsible, plenamente de acuerdo, pero también López Obrador. Falta ver los detalles.
De entrada, la información que fue fluyendo ayer generó señalamientos de entreguismo de parte de la delegación mexicana, encabezada por los secretarios peñistas, Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo. Pero el cierre de esta primera etapa tuvo el aval de Jesús Seade, representante del presidente electo, López Obrador. En lo inmediato, el anuncio de este primer acuerdo (sin la participación de Canadá) otorga a Trump una invaluable carta positiva, en medio de los crecientes problemas que tienen al magnate neoyorquino en una ruta que podría significar pérdida de posiciones en los comicios de noviembre próximo e incluso la promoción de un juicio legislativo con intenciones de destituirlo.
Astillas: La designación de Mario Delgado como coordinador de los diputados federales de Morena es un triunfo de Marcelo Ebrard, el verdadero jefe político de quien fue secretario de Educación y de Finanzas en la administración del ahora futuro canciller quien, en 2012, intentó que Delgado fuera el candidato a la jefatura de gobierno, aunque el acuerdo cupular recayó en Miguel Ángel Mancera… Delgado ha sido el hombre de los dineros de Ebrard, quien ha ido tomando una fuerza política extraordinaria que, sin embargo, no altera la planicie subordinada del obradorismo, pues el futuro secretario de Relaciones Exteriores siempre tendrá el riesgo de que, en momentos de rispidez, usen en su contra expedientes reservados… Resulta extraña la designación de Luis Antonio Ramírez Pineda para que sea el próximo director del Issste. Es diputado local priista en Oaxaca, fue director de finanzas del propio instituto en mención durante la gestión peñista y es hijo de un emblema del priismo clásico, Heladio Ramírez, quien fue líder del sector campesino del PRI, legislador en varias ocasiones y gobernador de la propia Oaxaca… Y, mientras ha vuelto a suelo nacional el dirigente sindical de terciopelo, Napoleón Gómez Urrutia, ya en espera de rendir protesta como senador, ¡hasta mañana!