* Ajedrez con piezas armadas
* Denso historial de la PF
* Objetivo: Deponer o limitar a AMLO
Resulta irónico que haya sido la propia administración de Andrés Manuel López Obrador la que puso un escalón para que Felipe Calderón Hinojosa retomara aire político y se trepara al foro de primer nivel de la escena pública, con lo cual avanza el expanista en su intento de constituirse en la figura central de una oposición que hasta ahora no ha logrado asentarse.
El conflicto de la Policía Federal creció ayer hasta alcanzar los micrófonos del presidente López Obrador y del secretario de seguridad, Alfonso Durazo Montaño. En conferencia de prensa, el sonorense encargado de la protección ciudadana llegó a decir: “No es casual y no requiere mayor explicación que uno de los integrantes del grupo de los elementos de la Policía Federal que están inconformes con su integración a la Guardia Nacional, haya considerado que el ex presidente Felipe Calderón sea uno de sus representantes sindicales”. AMLO había dicho antes que en el movimiento de los policías había “mano negra” y su narrativa se desenvuelve en el sentido de que hay factores oscuros.
Sea porque ciertamente él ha estado detrás de este conflicto, o porque así le fue entregado un involuntario regalo político, Calderón Hinojosa aprovechó la oportunidad y confrontó al presidente de la República bajo un argumento muy apreciado en el antiobradorismo: “deje de descalificarnos, con calificativos, a quienes no pensamos como usted (…) yo le pido respetuosamente que deje de dividir a México”.
Luego negó cualquier forma de autoría en el problema con los policías, aunque en los hechos se colocó abiertamente del lado de ellos y aprovechó para hacer un guiño solidario a soldados, marinos y policías. Así, de un golpe, el político michoacano abiertamente ganó para su bando una porción de la masa policiaca en pugna y se adjudicó el rol de interlocutor directo, por alusiones personales de Durazo, del presidente de la República.
El video de casi siete minutos constituye la mayor promoción hecha hasta hoy al proyecto del citado Calderón y su esposa, Margarita Zavala, quienes han intentado varias vías para regresar al poder, tanto con la precandidatura presidencial “sin partido” que ella intentó, sin éxito, hasta la actual pretensión de construir un partido político propio, que no ha podido avanzar. El asomo videográfico de Calderón reportará, además, a los opositores a la llamada Cuarta Transformación, un provisional tanque de oxígeno luego de las marchas de protesta que han organizado y no han tenido buenos resultados, ni en lo numérico ni en lo organizativo.
Un punto delicado de lo sucedido ayer (a lo que habría de sumarse lo que pueda decir en similar tono duro el presidente en su conferencia mañanera de hoy) es que este litigio se está librando con fuerzas armadas federales como piezas de un tablero de ajedrez político, lo cual no había sucedido con tales dimensiones y claridad desde la asonada que desembocó en la instalación del golpista Victoriano Huerta en la presidencia de la República.
De esa manera, resulta muy peligroso confrontar y dividir desde posicionamientos políticos a fuerzas que por su naturaleza portan armas y, en este caso concreto de la historia nacional, que han sostenido una fuerte relación con intereses sumamente densos. Los cuerpos policiacos han sido sostén y brazo ejecutor de los gobiernos que durante décadas han ido hundiendo al país. Su historial está repleto de sistemáticos actos delictivos, salvajes violaciones a los derechos humanos y una muy conocida (con sus excepciones, diría algún tabasqueño) relación de complicidad con eso que llaman “crimen organizado”, que en el fondo es un crimen compartido entre delincuentes explícitos, policías y otros cuerpos similares y políticos.
En ese contexto, Calderón trata de acaudillar lo peor de ese espectro policial, con la expectativa de sumar fuerzas y circunstancias que ayuden a su causa política grupal y familiar y al proyecto multifactorial más amplio, que busca deponer o cuando menos limitar fuertemente al actual presidente de la República.
La directora de Notimex, Sanjuana Martínez, dio a conocer ayer en el 97.7 de Radio Centro la situación de “terrorismo sindical” que se vive en esa agencia informativa del Estado mexicano. Detalló una serie de abusos e incluso delitos que se han cometido por parte de, según lo que dijo, una camarilla que durante largos años ha controlado buena parte de las actividades de la citada agencia.
Las revelaciones de la directora Martínez se produjeron luego que en la conferencia presidencial mañanera se hicieron preguntas respecto a los despidos aparentemente injustificados en Notimex y, sobre todo, luego de la difusión de un video en que se ve a una trabajadora siendo echada de su trabajo. Varios exempleados aseguran que han sido víctimas de una política laboral arbitraria y despótica.
Más allá de lo específicamente relacionado con el derecho laboral, y los desenlaces que en cada caso individual lleguen a darse, resultan muy preocupantes varios de los datos y señalamientos hechos por Sanjuana. Habló de viajes de un anterior director de la agencia por varios lugares del extranjero, en compañía del dirigente sindical y de un escandaloso nepotismo, pues aseguró Martínez que veinte plazas de Notimex fueron ocupadas por familiares y allegados a dicho representante de los trabajadores.
Y, mientras en el PRI no encuentran la manera de hacer que alguien más allá de las cúpulas del tricolor se emocionen o interesen en su proceso interno de designación de nuevo líder (cargo que está predestinado a Alejandro Moreno, gobernador de Campeche con licencia), ¡hasta mañana, con Alejandro Rojas Díaz Durán reinstalado a plenitud de derechos en Morena y ya puesto para exigir una revisión a fondo del padrón de este partido, como requisito para que haya una elección limpia en el relevo de Yeidckol Polevnsky!