La marcha dominical contra el presidente Andrés Manuel López Obrador constituyó el sustento (numéricamente débil, pero importante y susceptible de magnificación para efectos políticos de los promotores) de la ofensiva que desde flancos mediáticos y financieros se ha desatado para subrayar y acentuar los presuntos errores económicos graves del gobierno identificado con la marca 4T.
Apenas pasada la mencionada manifestación de protesta contra el obradorismo, se han sucedido las expresiones de preocupación desde foros y tribunas adscritos al mismo bando de los marchantes dominicales: la economía está en peligro por las pésimas decisiones del presidente y de su gabinete impreparado, es la leyenda en focos rojos que se está instalando en la marquesina de los espectáculos de la derecha.
Una acometida de estas proporciones, contra la mencionada 4T, necesitaría una cobertura de tipo social y político como la habilitada sin mayor organización ni sustancia para caminar en la Ciudad de México con una participación ínfima y equívoca, al parecer con un apresuramiento inexplicable y una vacuidad programática poco explicable en una primera lectura. Hoy, esa caminata, legítima y válida en términos democráticos, pero políticamente deshilachada y vana, tiene sentido como una forma de cobertura y preparación para la embestida en curso contra el manejo económico que ha hecho el obradorismo y sus supuestas consecuencias sumamente adversas para la economía nacional.
El apóstol de la vulgaridad política, Vicente Fox Quesada, tránsfuga de su propia historia, panista-priista-ahora sin partido, ha brincado de nuevo al tapanco del oportunismo (lo hace día tras día) para tuitear: «Es la economía guey» dijo el presidente Clinton refiriéndose a que es la variable más importante para un ciudadano. Y es precisamente la mayor debilidad de López”. Diarios internacionales especializados en asuntos económicos también han enumerado los focos rojos que a su entender están colocando en riesgo al país. Comentaristas locales sostienen y reproducen análisis similares.
En el ámbito obradorista se mantiene una postura que llega al extremo del optimismo sin atenuantes. Se asegura y proclama que las cosas van bien, la economía avanza, la inversión extranjera crece, hay apoyo de firmas como Black Rock (el portafolio de inversiones más importante del mundo, máximo poder económico, símbolo actuante del neoliberalismo más crudo), el gobierno de Estados Unidos impulsa y ofrece participar en proyectos de desarrollo en el sur y el sureste mexicanos, el peso tiene una mejorada paridad frente al dólar.
Y, sin embargo, la economía nacional (no) se mueve (como sería de desearse y esperarse). El propio jefe de la oficina presidencial, Alfonso Romo, reconoció ayer (entre desmentidas versiones de que habría presentado su renuncia al cargo, pero el presidente no se la habría aceptado) que los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) no son tan favorables como habría esperado el obradorismo en el primer trimestre del año en curso: «Hablar de cifras precisas es complejo y difícil, pero el objetivo está en 4 por ciento promedio; no hay duda, pero lo que importa es la tendencia. Este primer trimestre nos dio una ‘cachetadita’ y eso es como cuando uno monta a caballo, te vuelves a subir para saltar mejor».
La referencia del desgastado Romo a la “cachetadita” hace recordar a Agustín Carstens Carstens quien, siendo secretario de Hacienda durante la administración encabezada por Felipe Calderón, recurrió a la figura del “catarrito” para explicar algunos malestares económicos que él adjudicaba a la “pulmonía” de Estados Unidos.
En Veracruz, mientras tanto, terminaron ayer de montar la anunciada guillotina contra el fiscal general de justicia heredado por el panista Miguel Ángel Yunes al morenista Cuitláhuac García. Transexenal y “autónomo”, es acusado de errores procesales con presuntas consecuencias favorables para delincuentes. Avanza la remoción cantada.
A propósito de Romo y su convicción de que los tropiezos económicos del país son similares a “cuando uno monta a caballo (y, luego de caer) te vuelves a subir para saltar mejor”, conviene tener en cuenta que tal visión proviene de la pasión del empresario por la equitación. Muchos años atrás, Romo trató de formar parte del equipo mexicano de equitación que representaría a México en unas olimpiadas, y tiene en Nuevo León un criadero de caballos para competencias.
Ayer concurrió Alejandro Rojas Díaz-Durán ante la comisión de honor y justicia de Morena para conocer de las acusaciones en su contra, que podrían significarle amonestación, suspensión de sus derechos durante un tiempo determinado o, abiertamente, su expulsión. Planteado el litigio, con el propio acusado haciendo defensa de su posición, el órgano partidista tomará una decisión en un lapso no mayor de quince días.
El enjuiciamiento es, en realidad, al monrealismo que sostiene una pelea cerrada contra la presidenta formal de Morena, Yeidckol Polevnsky (que no se mueve ni actúa por sí misma sino por instrucciones superiores). Rojas Díaz-Durán fue parte del equipo de Marcelo Ebrard y luego de una ruptura con este, cuando era secretario de turismo de la administración capitalina, se enroló con Ricardo Monreal, de quien es suplente en la senaduría y quien lo colocó como coordinador de asesores en el Senado, cargo este que ya no ocupa Alejandro.
Al propio Monreal le ha aparecido el riesgo de sanciones, luego que se dio a conocer un video en el que el exgobernador de Zacatecas ofrece gestoría y apoyos económicos para los habitantes de la ciudad de Aguascalientes si votan a favor del candidato de Morena a la presidencia municipal. Por tal motivo, con celeridad y coincidencia con el juicio a Rojas Díaz-Durán (quien pretende competir por la presidencia de Morena, lo que ya no podría hacer si lo suspenden o expulsan), la misma comisión justiciera ha anunciado que analizará el caso de Aguascalientes de Monreal, el morenista que se ha vuelto molesto. ¡Hasta mañana!