• Esquivel y las turbulencias
• “Democracia deliberada”
• En enero, elección en SNTE
En medio de las turbulencias relacionadas con las operaciones bursátiles y la paridad cambiaria, el inminente presidente, Andrés Manuel López Obrador, da un paso en el rediseño de la Meca del economicismo neoliberal mexicano, el Banco de México, al proponer para subgobernador de esa institución “autónoma” a Gerardo Esquivel Hernández, el hombre del primer círculo económico de AMLO más cargado a la izquierda institucional (fue coordinador de investigación del Instituto Belisario Domínguez, del Senado, a la llegada del entonces perredista Miguel Barbosa a la presidencia de ese instituto).
Esquivel ha fungido hasta ahora como anunciado subsecretario de ingresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), donde Carlos Urzúa ha batallado para tratar de conjurar la incertidumbre y enojo de grandes empresarios e inversores a quienes asustan el estilo y varias de las propuestas de quien será a partir de este sábado el presidente de la República. La distribución de los ingresos fiscales durante el obradorismo, bajo una concepción de equilibrio macroeconómico y sentido social, había sido el encargo central de Esquivel.
Ahora, de avanzar esta propuesta (lo cual parece automático, pues el obradorismo tiene también el control del Poder Legislativo federal), el licenciado en economía por la UNAM, con maestría del Colegio de México y doctorado en la Universidad de Harvard, suplirá a Roberto del Cueto Legaspi en la Junta de Gobierno del citado Banco de México, integrada por el gobernador de esta institución, Alejandro Díaz de León Carrillo (quien llegó al cargo ante la postulación de José Antonio Meade Kuribreña como candidato presidencial priista), y cuatro subgobernadores.
Declarada su autonomía durante la presidencia de Ernesto Zedillo Ponce de León, el Banco de México ha sido gobernado desde entonces por inequívocos representantes de la escuela económica neoliberal: Miguel Mancera Aguayo (1994-1997), Guillermo Ortiz Martínez (1998-2009), Agustín Carstens Carstens (2010-2017) y el actual, Díaz de León Carrillo.
Esquivel Hernández forma parte de la corriente “Democracia Deliberada” (@ddeliberada, en Twitter), que se autodefine como “Corriente política en búsqueda de la izquierda perdida”. La esposa de Esquivel, Graciela Márquez Colín, propuesta para la Secretaría de Economía, ha sido miembro de este grupo, aunque su nombre aparece en la página oficial sin referencia hipertextual. Además, participan entre otros, Adrián Lajous, del equipo de Claudia Sheinbaum y Hernán Gómez, articulista en “El Universal” y activo participante en mesas de debate en Televisa, como “La hora de opinar”, con Leo Suckermann, donde también ha sido opinante el citado Esquivel.
Durante unos 45 minutos se reunieron representantes de la corriente sindical de Elba Esther Gordillo con el presidente electo. Estos visitantes de la casa de transición se retiraron con la convicción de que en enero habrá un congreso nacional democrático para elegir al nuevo dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Dominga Escobar, profesora de la sección 22, de Oaxaca, planteó que debe haber piso parejo en esa elección interna y que ésta debe realizarse en el primer mes del próximo año.
Más tarde, López Obrador recibió a la directiva en funciones, encabezada por el coahuilense Alfonso Cepeda (del grupo de los Moreira), quien sustituyó al jalisciense Juan Díaz de la Torre, quien recientemente, entre impugnaciones, se había hecho elegir por seis años y, ante la presión del grupo elbista, renunció al cargo para dejar a Cepeda, con la intención de que este cubra el largo periodo pendiente.
López Obrador encomendó a las futuras secretarias de gobernación y del trabajo, Olga Sánchez y Luisa María Alcalde, respectivamente, que den continuidad al tema de la elección, con voto libre, directo y secreto, y que busquen impedir que se use el aparato de la Secretaría de Educación Pública en algunos estados (se dio como ejemplo Nayarit) para presionar a los profesores en determinado sentido sindical.
El gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, llegado al cargo a nombre del Partido de la Revolución Democrática pero empujado por Enrique Peña Nieto, ha anunciado que “devuelve” al gobierno federal, es decir, a López Obrador, aunque este todavía no tome posesión de la silla presidencial, el manejo del sistema educativo estatal en sus ramas de instrucción básica y de normales.
Con ese movimiento, Aureoles Conejo busca trasladar al gobierno obradorista la carga presupuestal y los problemas derivados de incumplimientos e insuficiencias. Ha dicho que, en esencia, la educación es un asunto federal, y los gobiernos estatales y municipales son concurrentes. La medida tiene como contexto general la oposición de gobernadores panistas, priistas, perredista y del Movimiento Ciudadano, a diversas políticas del gobierno por entrar, en particular respecto a los superdelegados y a las funciones de éstos como eje convocante y decisorio de acciones de la futura Guardia Nacional.
No hubo sorpresa en cuanto al ejercicio de “reafirmación” (el término fue usado por AMLO en alguna entrevista periodística para precisar el sentido de lo que se llama “consultas ciudadanas”). Ni siquiera el apabullante porcentaje de apoyo (más del 90 por ciento) a las 10 propuestas de trabajo de López Obrador. Pero no serán suficientes el ejercicio de votación ni el altísimo apoyo reportado en temas como el Tren Maya, las Zonas Económicas Especiales y el corredor transístmico ante la necesidad de realizar verdaderas consultas a las comunidades que podrían ser afectadas o beneficiadas por tales planes.
El periodista Jenaro Villamil estará de lunes a viernes en el 620 de amplitud modulada en radio comercial, frecuencia perteneciente a la cadena “Rasa”. De una a dos de la tarde, acompañado de Lourdes Piña Soria, Villamil dará noticias y opiniones, en un ejercicio de plausible apertura a nuevas voces y enfoques, que podrá ser escuchado en la radio comercial y en www.villamilinforma.com
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