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Arancelarios

Georges Goubert / Grupo Cantón

Arancelarios

Es probable que el resurgimiento del proteccionismo comercial por parte del presidente Donald Trump también despierte un renovado interés en las ideas de Henry Charles Carey (1793-1879) posiblemente el economista más influyente de la historia estadounidense.

El libre comercio siempre ha sido estadounidense.

De hecho, durante la mayor parte de la historia de Estados Unidos, particularmente entre la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, la economía industrial del país experimentó un auge que le permitió alcanzar la supremacía global gracias a un elaborado sistema de aranceles proteccionistas.

Carey fue el primer más capaz y más famoso defensor del nacionalismo económico en Estados Unidos.

Carey también fue el primer economista estadounidense en conseguir un número significativo de seguidores en Europa.

Karl Marx consideraba a Carey “el único economista estadounidense de cierta importancia”.

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Las ideas de Carey ganaron inmensa popularidad entre políticos y empresarios.

Los aranceles proteccionistas desvían artificialmente el capital y el trabajo de esfuerzos productivos en los cuales la nación disfruta de una ventaja comparativa hacia actividades que son inevitablemente menos eficientes.

El comercio entre naciones, desde este punto de vista, enriquece a ambas de la misma manera que el comercio entre un carnicero y un panadero beneficia a ambos.

Carey, hizo una clara distinción entre el comercio interno y el comercio externo como fenómenos sociales esencialmente diferentes.

El comercio dentro de una comunidad es casi siempre beneficioso, una extensión de las asociaciones y colaboraciones esenciales para todo florecimiento humano.

Pero el comercio entre comunidades distintas, especialmente comunidades con instituciones económicas, jurídicas y culturales radicalmente diferentes, suele ser depredador y explotador.

El punto crucial para Carey es que las personas que pertenecen a la misma cultura, obedecen las mismas leyes y dependen unos de otros para su defensa.

La fuerte dependencia del comercio exterior rompe la armonía social interna de la que depende el progreso.
Cuanto los intereses de una nación son fuera de sus fronteras, más esa parece como un tirano.

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Publicado por
Javier