El principio de causa y efecto, el gran sexto principio hermético; “Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la ley; la casualidad no es sino un nombre para la ley no reconocida; hay muchos planos de causación, pero nada se escapa a la ley” El Kybalion.
También es bíblico este enfoque, en el capítulo 3 del Eclesiastés, que describe la
combinación de las cosas opuestas en nuestra experiencia. En todo este capítulo se expresa la idea de que hay un tiempo apropiado para todas las experiencias de la vida. Hay un tiempo apropiado para todo, tanto para las experiencias desagradables como las experiencias agradables. Esta no es sencillamente una descripción de lo que sucede en la vida; es una descripción de lo que Dios envía.
A lo que vamos en esta edición es que a pesar de que el tiempo pasa, este tipo de sentencias o preceptos siguen teniendo vigencia aun ante tanta modernidad y tecnología avanzada, porque el ser humano sigue siendo eso, ser humano y ante tal calidad, sigue teniendo actitudes que ante la acción x, corresponde una reacción y posteriormente viene la decepción.
Será acaso que la expectativa de que el otro me dé o el otro cambie o que el deseo de que se me conceda algo, le precede la promesa de ese algo, pero que, sin dudarlo, lo prometido se mantiene en tanto se consigue lo que se quiere y posteriormente se olvida, la tan famosa promesa incumplida por los siglos de los siglos y entonces vienen las reacciones y los desencantos o desengaños que caen al final de cuentas en la decepción.
Todos los políticos son iguales, que dicho sea de paso y ante el nuevo lenguaje incluyente, tendríamos que corregir y re escribir: “Todas y todos” … pues en campaña todas y todos sonríen, hasta el número de teléfono personal te dan, te saludan y todo es dulzura y mieles, van a donde se les invite, se toman fotos por doquier y con todas las personas y hasta las suben a sus redes sociales y entre más humilde sea la gente con la que salen, mejor, pero…
A toda acción corresponde una reacción y luego vendría la decepción, pero no tiene que ser así, las personas pueden cambiar ese paradigma y esta es la oportunidad; el llamado es pues, a quienes pueden hacerlo, que su humildad les alcance y sobre todo su autenticidad se los permita, a que sigan siendo humildes, humanistas, sencillos, sinceras y sin ceros, y que permitan que se rompa la inercia de la decepción, para que siga habiendo esperanza.
Cada quien cosechará lo que siembra, ya que todo tiene su tiempo, y el principio de causa y efecto hará su reacción en espera de que sea más una ilusión que una
decepción, porque las acciones buenas traen también buenas reacciones, sin
decepciones.