AGENCIAS / GRUPO CANTÓN
(Segunda parte)
CANCÚN.- Cuando Apple presentó su visor de realidad virtual Vision Pro el año pasado, muchos quedaron boquiabiertos ante el precio: tres mil 500 dólares (59 mil 804 pesos), más de cuatro veces el costo de un nuevo iPhone, y 14 veces el del visor de Meta, su competencia. El objetivo, crear lentes inteligentes y bonitos, que realicen tareas interesantes.
El visor comercializado como computadora, reproductor de películas y máquina de videojuegos, llegó a las tiendas, pero antes del lanzamiento la discusión giró en torno a su precio. Muchos se preguntaban por qué pagar tanto por hacer lo que ya podían con sus terminales personales (PC’s), televisores y consolas de videojuegos.
En los últimos años, no han sido tan populares, en parte por voluminosos y estéticamente desagradables. El diseño minimalista de las Ray-Ban Meta indica el aspecto de los lentes inteligentes si triunfan (aunque otras gafas ligeras del pasado, como las Google Glass de hace una década y las de sol Spectacles de Snap en 2016, fueron un fracaso).
Elegantes, ligeras y satisfactoriamente modernas, las gafas Meta se integran a la vida cotidiana. Nadie pudo distinguirlas de unas gafas normales, y todo mundo quedó felizmente desprevenido de ser fotografiado.
Aunque el diseño cómodo y elegante impresiona, incomodan las implicaciones para la privacidad. También preocupa cómo las gafas inteligentes podrían afectar la capacidad de concentración… sin embargo, el problema es que no hacen mucho que no se pueda ya hacer con un celular.
Meta afirmó en un comunicado que la privacidad fue una prioridad a la hora del diseño. “Sabemos que, si queremos normalizar las gafas inteligentes en la vida cotidiana, la privacidad tiene que ser lo primero y estar integrada en todo lo que hacemos”, dijo la empresa.
“Informar”
Ben Long, profesor de fotografía en San Francisco, se mostró escéptico ante la premisa de que las gafas Meta ayuden a las personas a permanecer presentes: “Si llevas la cámara, de inmediato ya no estás en el momento”, afirmó. “Ahora, te preguntas: ¿eso es algo que puedo presentar y grabar?”.
Para “informar” que están siendo fotografiadas, las Ray-Ban Meta incluyen un diminuto LED incrustado en la montura derecha para indicar cuándo el dispositivo está grabando. Cuando se toma una foto, parpadea un momento, y al grabar un video, se ilumina de forma continua.
El problema de la vigilancia no es especialmente nuevo. La ubicuidad de los teléfonos inteligentes, las cámaras en los timbres de las puertas y en los tableros de los autos, hace probable que las personas sean grabados adonde se vaya.
Pero Chris Gilliard, experto independiente en privacidad que estudia los efectos de las tecnologías de vigilancia, afirmó que “lo más probable es que las cámaras ocultas en las gafas permitan como las personas que toman fotos furtivas de otros en el gimnasio hacer más daño”.
“No hacen posible algo que era imposible”, añadió, “pero hacen fácil algo que lo era menos”.
Albert Aydin, portavoz de Meta, señaló que la empresa se toma en serio la privacidad y ha diseñado medidas de seguridad, incluyendo una tecnología de detección de manipulaciones para evitar que los usuarios tapen el indicador LED con cinta adhesiva.
Es fácil imaginar algunas aplicaciones que harían masivo el uso de gafas inteligentes: por ejemplo, un teleprompter (aparato electrónico que refleja el texto) holográfico que muestre los temas en el rabillo del ojo, mientras se hacen presentaciones… ese futuro no parece muy lejano.
“Si llevas la cámara, de inmediato ya no estás en el momento (…) te preguntas: ¿eso es algo que puedo grabar?”
Ben Long
profesor de fotografía en
San Francisco