Cuñadas, comadres y cuñadas: En una de las páginas web que resultan imperdibles para mis necesidades informativas diarias, subieron una nota que llamó poderosamente mi atención y que muestra la realidad política del México de hoy.
Su encabezado rezaba: “Sindicalistas en el Senado: no debaten, faltan, no presentan iniciativas pero cobran millones al año”, o lo que es lo mismo, en la cámara alta permanecen unos sátrapas que no le ofrecen nada al país, ni como líderes sindicales ni como legisladores.
Estimado lector, le pregunto de manera seria ¿quién amerita más ir a la cárcel, un pobre que no tiene trabajo y que necesita robar un pan para dar de comer a su familia, o bien este tipo de personas que durante años se han enriquecido a costa de todos los mexicanos, sin trabajar y sin realmente representar a sus agremiados?
Creo que no hay mucho qué pensar, y sin embargo, la realidad es exactamente la opuesta.
Resulta que en la bancada del PRI hay tres senadores sindicalistas que han hecho muy poco: en 268 sesiones realizadas, en cuatro años, nunca han hablado frente al pleno, han propuesto menos de 15 iniciativas y tienen una centena de faltas “justificadas”.
Of course, se trata de Carlos Romero Deschamps, secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), el líder más repudiado en el país por sus excesos, por sus excentricidades, por bandido.
La otra joyita es Joel Ayala Almeida, líder de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) e incluso Isaías González, secretario general de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), las tres organizaciones de tradición priista.
La buena noticia es que, créame que ya les queda muy poco.