La mayoría de nuestros problemas se deben a una causa muy simple: estamos dormidos. Y no me refiero al acto de entregarse al descanso después de una jornada de trabajo, tampoco estoy haciendo alusión a las horas que permanecemos entregados al sueño en una cama sino al hecho de transitar por la vida con esta actitud.
Para entender, aprender y gozar de la vida, simplemente ¡hay que estar despiertos!
Es necesario tener todos nuestros sentidos y concentración atenta a lo que sucede a nuestro alrededor para poder percibir los mensajes que la vida nos da y entender que ésta es para vivir solamente en el momento presente.
A veces estamos dormidos porque nos sumergimos en el pasado, ya sea viviendo de glorias anteriores, o inmersos en las cosas que nos hicieron infelices, en otras ocasiones, estamos soñando con el futuro o simplemente temiéndole, desperdiciando con ello los valiosos minutos que no regresarán.
Si permaneces dormido, la vida pasará por ti sin que tú la vivas aun estando rodeado de amor, salud, amigos… todo pasará como si fuese un sueño y por lo tanto, no podrás ni valorarlo ni disfrutarlo.
Si no conseguimos nuestras metas y no alcanzamos nuestros objetivos y vivimos sufriendo, es simplemente porque estamos dormidos.