El tema de la recolección de basura en la capital del estado ha sido un tema que han arrastrado diferentes administraciones municipales, todas diciendo la misma excusa, la falta de recurso para la adquisición de vehículos aunado a lo costoso que es darle mantenimiento. La cuestión aquí no es ver si sale caro o no, el problema radica en que la población no tiene el servicio de recoja de basura que merece.

Mucho se ha hablado sobre la concesión de este servicio a la iniciativa privada, en lo particular me parece una idea correcta, ya que con ello la autoridad municipal se quitaría ese “dolor de cabeza” y sólo supervisaría que el servicio se esté realizando conforme al contrato. Pero existe un gris pasado tras las concesiones, o por lo menos así ha sucedido en otros municipios como en el caso de Benito Juárez o Solidaridad, donde el prestador de servicios y la autoridad sirvieron para dos cosas, para muy poco y para nada.

La situación radica en que la empresa que vaya a hacerse cargo de la recolecta, en primer lugar sea seria y con vasta experiencia, en según lugar que cuente con el suficiente capital económico para atender la problemática que se vive en la ciudad, y en tercer lugar y creo el más importante, que tenga el ímpetu de realizar un buen trabajo; si conjuntamos todas esas vertientes podemos tener un servicio de recolecta de residuos sólidos de calidad y sin problemas.

Al cabo de tres años, no sólo no se cumplió con las expectativas que se plantearon al inicio de la actual administración municipal, sino que hoy mantiene a los othonense en la antesala de un grave problema de salud pública. Y es que resulta inconcebible que siendo una de las demandas más sentidas de los ciudadanos, los encargados de este rubro nunca se hayan preocupado por mejorarlo y optimizarlo, siendo que hoy, como cualquiera lo puede comprobar, pueden transcurrir semanas enteras sin que sean retiradas las “montañas” de desechos que se acumulan en colonias y fraccionamientos, generando peligrosos “focos de infección”.