Todo indica que el Estado Mexicano se está atrincherando frente a la amenaza externa que se llama Donald Trump. “No habrá diferencia política que nos impida la unidad” dice la declaración resolutiva de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO) realizada el fin de semana en las costas de Oaxaca.
Los gobernadores en pleno rechazaron las políticas racistas, xenofóbicas y misóginas que anuncia el mandatario electo de Estados Unidos y se proponen llevar a cabo la coordinación entre autoridades diplomáticas, políticas, educativas, de salud, de economía, seguridad, migratorias y del trabajo para implementar acciones a favor de los migrantes mexicanos y sus familias en el país vecino del norte. En esa misma ocasión el Presidente Peña anunció que se construirá una agenda temática “con diálogo y con visión pragmática que incorpore los intereses compartidos de ambas naciones”.
Por su parte, la cancillería mexicana lanzó un programa de 11 acciones para de defender a los connacionales en Estados Unidos. Programa aislado y tardío dicen los legisladores federales que no atinan a sugerir o a hacer algo mejor. Por algo se dice en la prensa nacional que más han conseguido en favor de nuestros paisanos los alcaldes de ciudades y entidades como Nueva York, Chicago y California que las instituciones mexicanas.
Parece haber una causa común que, en esta hora, unifica a la absoluta mayoría de los mexicanos. No obstante, ello no puede ser pretexto para obviar, ahogar, evadir o abandonar la atención sobre temas y problemas internos sobre los que es urgente actuar para atemperar las condiciones críticas que afectan a la sociedad. Como incrementar el presupuesto para apoyar a las zonas con mayor rezago, por ejemplo.