Y entonces finalizamos con nuestros verdaderos Messis, con esos que al desnudarles nos damos cuenta de que nunca fueron héroes, que sólo eran un jugador más.
Ahora nos encontramos ante un Messi quintanarroense del cuál tendremos que cuidar los próximos quince años con vigilancia pagada a nuestra costa, un Messi quintanarroense que tras un encerrón nos deja más pauperizados y con menos posibilidades de vivir mejor – se habla de más de 4500 mdp sin comprobar durante el periodo de gobierno-. Pero así como un héroe deportivo hacía declaraciones distractoras ante la responsabilidad por la pérdida de un partido en una gran final, así nuestro Messi quintanarroense declaraba que “Quienes protestaban no amaban a Quintana Roo” en vez de asumir: “Oh pueblo, les he fallado” “Les regresaré lo tomado ya que no es correcto” y entonces nos deja en vilo, nos deja con la esperanza muerta por un gran cambio.
Muchos quintanarroenses votaron con la idea de lograr en la unidad y la consciencia una transformación que permita una sociedad distinta, una sociedad más preocupada por la calidad de vida, una mejora que permita que el conjunto de éste, nuestro Quintana Roo lo disfrute de forma palpable. Depositaron el voto en un personaje al cual de manera directa, le dejan la gran responsabilidad de hacer ese cambio; pero ése vengador, ese nuevo héroe, no podrá hacerlo sino sigue el lineamiento de lo que es trabajo en equipo, trabajo de unidad. Es necesario que todos los quintanarroenses le recuerden constantemente al vengador, que cumpla con sus responsabilidades al mismo tiempo que todos y cada uno de nosotros nos volvamos también responsables de nuestros actos.