Increíble la final de la Copa América, fue cardíaca, llena de sorpresas y al mismo tiempo algo predecible si recordamos las últimas actuaciones del equipo chileno.
Lo más interesante fueron las declaraciones del señor Messi que sencillamente volcaron todo hacia otro camino del que hubiese podido ser: “Se terminó para mí” y entonces esa fue la gran diferencia. ¿Se imaginan ustedes que hubiese pasado si las declaraciones se hubiesen realizado en el sentido de asumir su gran responsabilidad? : “Le fallé a mis aficionados” “No metí un penal tan fácil” otra sería la historia y esto nos debe llevar a contemplar las cosas desde otra perspectiva.
La selección chilena ganó por que a cuestas tiene años de trabajo – poco más de una década-, ganó por que trabajó en equipo y no buscó lucir figuras individuales en la cancha, ganó por qué juntos fueron desde el principio hasta el final con el ánimo de alcanzar algo por el bien no sólo de los once jugadores, las reservas y los entrenadores correspondientes, sino por toda una Nación que les había depositado la total confianza de que harían un excelente papel. Por mala ventura las declaraciones de un ídolo individualista opacaron mucho de este hermoso triunfo a la unidad y la solidaridad.
Y eso nos lleva a comparar nuestra sociedad actual con lo que en la cancha de un partido de futbol se puede reflejar y en específico de éste deporte ya que al menos en nuestro país es el que más aficionados tiene y por el cual los medios de comunicación de desviven por las ganancias millonarias que se obtienen.
En nuestro estado, en nuestro municipio encontramos de manera constante miles y miles de Messis, ¿No cree usted?