Suegras, cuñadas y comadres. Sigue la mata dando, más violencia y mantas amenazadoras de algo que parece una guerra entre grupos delictivos, es ya el pan de cada día en Cancún.
Pareciera que estos grupos se están burlando de las corporaciones policiacas federales, estatales y municipales, las cuales no hallan la forma de hacerle frente a la inseguridad en que nos tienen a todos en esta ciudad.
Y ahí se ve la hilera de patrullas sobre la avenida Yaxchilán, sin hacer nada más que esperar a actuar cuando se lance un pitazo, cuando se haya suscitado algún acto violento, cuando se trate de tapar el pozo una vez que el niño está ahogado.
Pero mientras no haya planes de prevención verdadera, mientras no utilice un mapa geo-delictivo en el que sepan a la perfección dónde y cómo opera la delincuencia y sobre todo, mientras existan estos niveles alarmantes de impunidad, la delincuencia seguirá de fiesta en Cancún.
La misma Fiscalía ya fue baleada, ya fue saqueada y ni así han podido dar con los responsables.
¿Entonces qué podemos esperar nosotros los simples mortales?
En verdad, los delincuentes en Cancún están jugando a las escondidillas, en el clásico “un, dos, tres por mí” y colocan una manta…”un, dos, tres por mí” y ejecutan a un cristiano… mientras que los agentes encargados de la seguridad ya no saben ni para dónde voltear.
Es urgente también que entre la federación con sus equipos de inteligencia para desmembrar las bandas organizadas.
De lo contrario, el turismo el Cancún se ira muriendo. La imagen del destino depende no sólo de las bellezas naturales ni de los atractivos que ofrece, no, también depende y en gran medida de la seguridad que ofrece al visitante.