Hay quienes opinan que el llamado a los boicots contra empresas estadounidenses no afectará a Trump, dicen que solo nos afecta a nosotros mismos por la consecuente perdida de empleos de los mexicanos que evidentemente trabajan en ellas.
Sin embargo esas voces se olvidan de que todo cambio conlleva un sacrificio, así como cuando llegó Walmart a México y se esfumaron millones de tiendas de abarrotes y comerciantes mexicanos que eventualmente cambiamos para dotar de esclavos esas cadenas de autoservicio, y esa situación se repite en muchos giros de negocios, como en el turismo, donde hoteleros extranjeros que se apropian de playas mexicanas, se llevan a su país de origen los recursos económicos que generan, mientras los mexicanos servimos como obreros a esas cadenas que gozan del consentimiento de nuestros gobiernos.
Contradictoriamente con esta realidad, Trump desconoce ya el TLC y ha dicho que en todo caso lo renegociará a favor de los EU, ya que según él su país ha sido el menos beneficiado desde la firma del acuerdo; Trump debe vivir en una dimensión alterna, porque al menos en ésta dimensión no se ven empresas mexicanas invadiendo territorio norteamericano, sin embargo si vemos con mucha claridad los Walmart, Sams, Costco, Starbucks, McDonalds, Coca-Colas, autos, medicamentos y una larga lista de productos que invaden nuestro país y desplazan a los propios, por las mejores condiciones de competencia que les otorga el propio gobierno mexicano.
Tal vez no debiera ser la idea central afectar al país vecino, pero si el exigir que se establezcan ventajas a favor de México y que el impulso a las industrias nacionales empiece a ser algo real ¿no cree usted?