Armando Tiburcio
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Pagar la deuda social
La deuda económica está a la vista. Reiteradamente se nos recuerda que Quintana Roo es el estado más endeudado percápita en el país: cada habitante de la localidad estaría debiendo 14 mil pesos. Las cifras a veces no dicen gran cosa de lo que representan en la realidad cotidiana de la gente, pero es un hecho que la afectan seria y directamente en lo que se ha ido convirtiendo en una creciente deuda social.
Esta deuda social puede ser aún más visible pero tiende a ignorarse porque se diluye en la cotidianidad empobrecida como si fuera lo común e inevitable. El efecto de esa desatención es que se generan condiciones de alteración social que se manifiestan de formas diversas, algunas preocupantes: esta semana se dio a conocer por el Semáforo Delictivo Nacional que la entidad ocupa el primer lugar nacional en número de violaciones registradas, triplicando la media nacional, Condición deplorable para el ánimo íntimo de nuestras familias.
No quiere decir que necesariamente haya una relación directamente mensurable entre situación económica e incidencia delictiva, pero resalta evidente que si la grieta social se expande con un mal uso de los recursos, terminará por afectar la estabilidad y las posibilidades de desarrollo del estado. Inversiones y esfuerzo laboral tenderían a difuminarse en desperdicio de recursos materiales y humanos.