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Surfeando entre olas delictivas

La ola de robos que se cometen en la ciudad es muestra de la falta de atención que las autoridades tienen en diferentes aspectos de la vida cotidiana de la ciudad.

Alternativas de empleo, educación, seguridad. Sólo son algunos de ellos.

Lo que es obvio a veces para los ciudadanos no es evidente para los gobernantes.

La detallada incidencia de los delitos se ve plasmada diariamente en las redes sociales y en los medios de comunicación tradicionales.

No sólo tenemos una beligerante presencia del crimen organizado con crímenes violentos que se cometen diariamente, sino una avalancha de delitos de los llamados del fuero común.

Robos, violaciones, asaltos a comercios, a transeúntes y demás. La lista es interminable.

El crimen organizado trae su lucha intestina, pero es más entre ellos que con los ciudadanos. Es también contra las autoridades, y eso no le afecta al ciudadano común.

La otra ola delictiva es la peligrosa, porque mientras los tres niveles de gobierno se la pasan tratando de proteger al turista y de responder a los criminales de alto nivel, han descuidado lo básico de la seguridad. Han abandonado a sus ciudadanos. Lo preocupante es que los gobernantes insisten que el delito va a la baja, que todo está en orden. Son los “chimoltrufios” del poder, porque así como dicen una cosa, dicen otra.

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Cancún podría decirse es el paraíso del mar y las olas, sin embargo, hay olas que los ciudadanos preferiríamos no tener que afrontar, por su peligrosidad. Vivimos surfeando en olas delictivas que a la larga nos harán caer.

Publicado por
Redacción Quintana Roo