Suegras, cuñadas y comadres, les comparto una historia: Resulta que todo iba a pedir de boca para Remberto Estrada. Todo iba viento en popa para que el muchacho de apenas 28 años lograra una meteórica carrera política, impulsada por sus padrinos el Niño Verde y Enrique Peña Nieto… pero se atravesó un problema inesperado: Quintana Roo ya no es priista y menos verde-ecologista.
Lástima.
Y es que Remberto Estrada es un personaje de lo más tenebroso, nadie sabe cómo es que surge en la vida política, pero lo cierto es que de pronto, de la nada, fue dirigente del PVEM, luego se conviertió en regidor, inmediatamente después diputado local, no tardó cuando ya era integrante del Congreso de la Unión, y ahora está a punto se tomar posesión como presidente municipal de Benito Juárez.
Así ha subido escalones sin detenerse. Y ahora, quienes están bien informados, aseguran que tampoco terminará su gestión al frente de la alcaldía de Cancún porque será ungido como abanderado del PRI-PVE a la senaduría en 2018.
Pero eso no es todo, claro que no… la intención real, la flecha que va derecha es enfilarlo como candidato a la gubernatura de Quintana Roo.
Está bien, todo mundo tiene sus ambiciones. Pero ¿por qué? ¿Cómo qué ha hecho este mozalbete por Cancún, por Quintana Roo? ¿Por qué tanto apoyo incluso del presidente y hasta de ex gobernadores?
Veamos: ¿Ha mostrado mucha inteligencia? No ¿Ha demostrado trabajar mucho? Tampoco ¿El chamaco es muy simpático y tiene gran carisma con la gente? Menos ¿Entonces qué es, qué hizo o qué vio…acaso es testigo o cómplice de algo como lo ocurrido en Bulgaria –de lo cual prefiero no abundar-?
Lo bueno es que Quintana Roo ya no es priista ni verde-ecologista