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Redes sociales, ¿derecho humano o dádiva condicionable?

El origen de las redes sociales es mucho más complejo que el simple avance tecnológico en materia de comunicación, es en todo caso, la cristalización de uno de los más caros anhelos sociales: ciudadanizar la información y tejer una red de inmediatez social, es, en los hechos, la tendencia más comunista en tiempos del neoliberalismo. Pero, su manipulación es también una característica anunciada.
El ejercicio del poder ha institucionalizado la información, la redacción de la historia, la interpretación de los hechos. Los medios de comunicación han sido víctimas de ese ejercicio del poder; hasta la década de los años 60, el control del papel para la impresión, el monopolio en la concesión de frecuencias de radio y televisión abierta, los embutes y la marginación selectiva fueron las medidas de control; después de ello, los asesinatos de periodistas, el extremo monopólico de concesiones y la entrada de medios de comunicación estadunidense a México cegaron la libertad ciudadana a estar informado e interactuar.
El surgimiento de las redes sociales desplazó de plano a los medios de comunicación tradicionales. Económicamente, la posibilidad de los ciudadanos de establecer actos de compra-venta de productos sin intermediarios ni pagos multimillonarios de publicidad han puesto en jaque a los sistemas tradicionales, neoliberales. Pero lo más importante, las redes sociales han permitido desmentir las manipulaciones institucionales
En todo caso, esos avances tecnológicos que concibieron a las redes sociales, diseñaron también su antídoto: los bots, robots y los empleados del poder que desquitan un sueldo generando polémicas y haciendo defensas oficiosas de quienes les pagan, es decir, “defensores de lo indefendible”.
La campaña presidencial de Donald Trump se basó exactamente en una red social, Twitter, y ello, ante lo que él mismo calificó como un manejo distorsionado de su plataforma política en los medios tradicionales.
Dice el señor Trump que el riesgo de que los latinos contemos con redes sociales radica en que convertirían en un medio para el desprestigio. Entonces, para sus intereses, las redes son adecuadas, pero para el derecho ciudadano, no lo son, han llegado al ridículo de analizar en pedir las claves de las redes sociales a los solicitantes de Visa sin importarles violentar los derechos humanos.
Aun cuando el irritable presidente ordenara el cierre de Facebook y Youtube para América Latina, el ejercicio de las Redes Sociales encontrarán la forma de reeditarse, pues, evidentemente, el ejercicio social de tejer redes no se cancela por decreto.

Publicado por
Redacción Quintana Roo