Margarita Zavala Gómez del Campo mandó al diablo las instituciones de su partido, en una jugada de confeso oportunismo que, de no contar con tanta benevolencia mediática acordada, le habría merecido una clara repulsa: lo confesó en el propio video de su despedida, a los 3 minutos con 9 segundos, cuando dijo con todas sus letras que, además de todo el rollo de presunta explicación de su retiro, lo hacía “porque me obliga la ley”. Es decir, porque estaba por expirar el plazo (luego ampliado por el Instituto Nacional Electoral) para su propio registro como aspirante por la vía independiente.
Fin de semana de reacomodos fulgurantes. Margarita deja Acción Nacional pero sostiene una despechada campaña contra quien preside dicho partido, Ricardo Anaya, a quien el calderonismo pretende dañar lo suficiente para que no sea candidato del Frente Ciudadano por México, que a sus cálculos electorales originales deberá descontar el porcentaje de votos que bien o mal le llegue a arrebatar el felimargarismo “independiente”. Además, el consorcio FelYmar le deja al dirigente panista una inserción envenenada, con el grupo de senadores pertenecientes a la facción del michoacano, más algunos gobernadores también blanquiazules que le harán la guerra interna al igualmente marrullero Anaya.
A fin de cuentas, la consigna del calderonismo va en la ruta de hacer que crezca la candidatura de Zavala Gómez del Campo hasta convertirse en una opción ante la posibilidad de que el priismo no logre alcanzar una viabilidad más o menos susceptible de ser impuesta. No es ella, en sí o por sí, sino el conjunto de intereses políticos, empresariales y mediáticos que inflaron su paso como precandidata panista y ahora continuarán con la tarea de abultar su presunta viabilidad electoral, ya incluso como desmemoriada crítica del “caduco sistema”.
El senador Ernesto Ruffo, quien calificó la renuncia de Margarita como pus de un absceso en Acción Nacional cuya ruptura da gusto tener, ha dicho en voz alta lo que mucho se ha hablado por lo bajo: Margarita y Felipe son la opción B del PRI. Lo de hoy va en consonancia con los acuerdos que en 2006 abrieron las puertas de Los Pinos a Peña Nieto, mediante el ahogamiento de la nunca deseada candidatura panista de Josefina Vázquez Mota.
Otros personajes contribuyeron a emporcar aún más las aguas políticas: el más notable de los distorsionadores del sentido de las candidaturas independientes, Jaime Rodríguez Calderón, apodado el Bronco, se anotó como aspirante a participar en la contienda presidencial y lo hizo al más puro estilo priista, con funcionarios de su gabinete como acompañantes y la presencia del exboxeador sinaloense Julio César Chávez. También se registró ante el INE Armando Ríos Píter (autodenominado el Jaguar), economista que políticamente está al servicio del grupo de Luis Videgaray Caso y del candidato presidencial que el PRI postule.
Ante la evidencia de que esos tres personajes (Margarita, el Bronco y el Jaguar) responden, en su posicionamiento como “opositores”, a los intereses del Partido Revolucionario Institucional, específicamente en cuanto a pulverizar el voto opositor, Emilio Álvarez Icaza anunció ayer su desistimiento del intento de ser candidato presidencial. Informó que su organización, Ahora, había rebasado el número de expresiones de apoyo que se había puesto como meta (ochenta mil), pero prefería declinar, antes que convertirse en un competidor funcional al PRI.
Álvarez Icaza convocó a un diálogo de fuerzas progresistas, habló específicamente de que Ahora se acerque más a Por México Hoy, la agrupación que tiene como figura relevante a Cuauhtémoc Cárdenas y dijo que mantendrán candidaturas independientes en varias elecciones locales (¿el propio EAI, por la Ciudad de México?). Mucho tiempo atrás, se dijo aquí que Álvarez Icaza podría buscar una candidatura a diputado federal o senador, que le permita presidir una comisión de derechos humanos, ámbito éste en el que serían muy valiosas su experiencia y respetabilidad.
También se registró este sábado María de Jesús Patricio Martínez, conocida como Mari Chuy y postulada por el Congreso Nacional Indígena y el Consejo Indígena de Gobierno. Su presencia recibió poca difusión mediática, a pesar de que su candidatura tiene una densidad programática y un apoyo social ya organizado. El contraste entre el Bronco gubernamental y Mari Chuy verdaderamente independiente fue presentado por Claudia Herrera Beltrán en una crónica publicada en La Jornada, https://goo.gl/jPWmei .
Los ajustes en el tablado electoral ya comenzaron a reubicar mediáticamente a Andrés Manuel López Obrador: Margarita Zavala será potenciada en el papel de la candidatura “interesante”, la “rebelde” y, en ese proceso, el tabasqueño comenzará a declinar en las siempre manipulables mediciones de opinión pública, pues ya no será virtualmente el único (pre)candidato en firme, como lo había sido hasta ahora.
El siguiente punto a definir es la candidatura presidencial priista, que hasta ahora parece muy encaminada a favor del empanizado José Antonio Meade Kuribreña, a quien también favorece la “insurrección” del felimargarismo, pues este grupo tiene plena afinidad con quien fue secretario de estado durante la administración calderonista. Este miércoles, por la tarde, sesionará el Consejo Político Nacional del partido tricolor y, aún cuando se asegura que no se tocará el tema de las candidaturas, una reunión así no puede ser convocada si no embona con las decisiones por tomar.
El peñismo, pues, tiene ahora tres opciones antipejistas, plenamente manejables y negociables: el Frente Ciudadano por México, con el candidato que fuera (Anaya, el más viable); la “independiente” Margarita y los otros “independientes” simuladores.
Y, mientras Julieta Venegas y Carla Morrison (hasta la hora de cerrar esta columna) hacían críticas a los gobernantes, durante el concierto masivo realizado este domingo en el zócalo capitalino y transmitido en televisión abierta, ¡hasta mañana!